Crece sin control violencia extrema

REFORMA / Redacción

Robar dos rejas de refrescos, sustraer un DVD y una grabadora de una casa de cultura o tratar de llevarse un potrillo ajeno se han convertido en causas suficientes para ser linchado en México.

Pero también participar en elecciones desde la oposición puede ser un riesgo mortal, como le ocurrió al profesor Serafín García, dirigente del Frente Único Huautleco, quien murió a tubazos el 27 de julio a manos de priistas la víspera de las elecciones locales en Oaxaca.

La violencia extrema se expresa en las ejecuciones relacionadas con el narcotráfico, principalmente en el norte del País.

En los últimos cuatro meses han ocurrido por lo menos 122 ejecuciones y 12 linchamientos, en los cuales han muerto tres personas, según un recuento hemerográfico realizado por REFORMA.

La mayoría de los linchamientos han sido contra presuntos delincuentes detenidos por la propia población. Y a pesar de que la Policía entra a rescatarlos, la multitud exhibe a los señalados, los escarnece en público.

Durante más de siete horas, Juana Moncayo Gallegos fue golpeada en el quiosco de Santa Rosa Xochiac, en la Delegación Álvaro Obregón de la Ciudad de México el 7 de agosto, y policías locales la rescataron antes de que la multitud le prendiera fuego; la acusaban de participar en un robo.

Poco más de tres meses después, el viernes 26 de noviembre, los vecinos del mismo poblado estuvieron cerca de linchar a José González Reza, quien aparentemente pretendía entrar a robar una casa.

La comunidad ya había advertido en mantas desplegadas en las calles que no estarían dispuestos a tolerar la delincuencia: "Toda agresión a alguno de nosotros lo pagarás al doble: piénsalo", dicen las mantas.

El repicar de las campanas de la iglesia sirvió para que pobladores persiguieran a González Reza, quien fue golpeado antes de que lo rescatara un policía auxiliar, que lo presentó ante el Ministerio Público.

En San Lorenzo Tlacoyuca, Milpa Alta, las campanas de la iglesia repicaron a las 15:00 horas del 11 de noviembre para llamar a la comunidad al quiosco. Los pobladores golpearon a Armando Vinicio Suárez hasta que policías locales y ministeriales lo salvaron de la muerte. Los pobladores lo acusaron de robar un DVD y una grabadora de la Casa de Cultura del Pueblo.

El 19 de noviembre, Julio Rosales Gerardo, acusado de robar dos cajas de refrescos y una carretilla de la tienda en la que trabajaba en San Miguel Topilejo, Distrito Federal, tuvo que ser rescatado por policías...

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