Crece producción, pero falta mercado

AutorErika P. Bucio

La abundante producción de obra gráfica en México en la última década contrasta con una crisis de mercado provocada por la ausencia de galerías especializadas, el escaso número de coleccionistas de arte y una mayor preferencia por la pintura.

"No es un problema de producción sino de mercado. No hay galerías especializadas en obra gráfica", sostiene Manuel Felguérez, quien hace cinco años fundó en Zacatecas un taller de grabado dentro del museo de arte abstracto que lleva su nombre.

Son pocas las galerías que se interesan por vender obra gráfica, como Misrachi, Arvil, Juan Martín, Arte Mexicano, López Quiroga y Quetzalli.

"No vendo bien la gráfica, no sé si en las galerías la pintura le hace demasiada competencia. Si llega un joven coleccionista interesado en un grabado y ve un óleo pequeño, de casi igual precio, prefiere el cuadro", señala Mariana Pérez Amor, de la Galería de Arte Mexicano.

La impresión de algunos subastadores como Rafael Matos es que la oferta ha crecido de manera más acelerada que la demanda.

La oferta se multiplicó a partir de la creación en 1996 del Corredor Nacional de la Gráfica, que permitió que en un plazo de siete años se abrieran talleres de enseñanza y producción en Colima, Guadalajara, México, San Luis Potosí, Salamanca, Zacatecas, Pátzcuaro, Tlaxcala, Aguascalientes y Oaxaca.

"Armar el corredor fue un proceso largo cuyo mejor fruto es el aprendizaje de jóvenes grabadores que están trabajando y produciendo. La paradoja es que no hay un mercado receptor de esa obra", afirma el grabador Octavio Vázquez, quien promovió el corredor.

En esos talleres se invita a artistas reconocidos a producir obra, lo usual es que el 50 por ciento de la edición se quede ahí para su comercialización.

En Colima, sede del Centro de Artes Gráficas La Parota, no existen galerías de arte y el taller no puede extender recibos fiscales para vender; en Aguascalientes, el taller de El Obraje depende del Instituto de Cultura estatal para la comercialización.

"Es gente que se encarga de un lote gráfico como si fuera un almacén", dice Rafael Zepeda, director de El Obraje.

Incluso los editores privados que producen obra cuyo destino son las galerías y casas de subastas padecen al intentar darle salida.

"No existe un mercado de gráfica porque no hay la cultura de invertir en arte; prefieren comprar un póster de Picasso o Matisse que un original múltiple", señala Emilio Payán, fundador hace 14 años de Tiempo Extra Ediciones, por donde ha pasado un...

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