Crimen y olvido

AutorRafael Aviña

El pasado 2 de junio, día en que se daba a conocer la muerte del fotógrafo Héctor García, extraordinario cronista urbano de la imagen fija, se llevaba a cabo en Bellas Artes la entrega de los premios Ariel. Tanto la entretenida Pastorela, de Emilio Portes, como la sobrevalorada y excesiva Días de gracia, de Everardo Gout, que arrasaron con la mayoría de las estatuillas y cuya gran perdedora fue Miss Bala, de Gerardo Naranjo, están lejos de encontrarse entre lo mejor y representativo del cine nacional de este año.

El documental y los relatos independientes carentes de figuras comerciales en sus repartos, saboteados por las grandes cadenas exhibidoras, siguen marcando lo más atractivo y combativo de un cine en crisis, al que le sobra el talento de jóvenes emprendedores y con mucho entusiasmo para concretar sus proyectos. Con todo, se agradece la nominación a Teresita Sánchez por Verano de Goliat, de Nicolás Pereda; el Ariel a Mejor Actriz para Magda Vizcaíno por su espléndido papel en Martha, de Marcelino Islas, y el de Mejor Documental a ese notable trabajo que es El lugar más pequeño, de Tatiana Huezo.

Más allá de las simpatías al movimiento juvenil #YoSoy132 y la indiferencia ante la que era la mejor película de ficción: A tiro de piedra, de Sebastián Hiriart, quien debió ganar el Ariel de Ópera Prima, lo más destacable de una ceremonia sobria y bien conducida fueron los reclamos al Gobierno sobre el menosprecio a nuestra cultura fílmica, que se traduce en condiciones abusivas de exhibición y recuperación. En raras ocasiones, todos los sectores de la cinematografía nacional que pelea por convertirse en una verdadera industria en la que cada día se sumen nuevas voces, coinciden en un fin común, por el que vale la pena luchar sin tregua desde todas las trincheras.

En medio de esa discusión, se estrena una película que evadió todas las trancas e instancias burocráticas, realizada con un presupuesto que triplica los costos de una producción estándar, centrada en el homicidio del candidato priista a la presidencia en 1994, Luis Donaldo Colosio Murrieta, baleado en la Colonia Lomas Taurinas de Tijuana, en Baja California, el 23 de marzo de ese año. Se trata de Colosio: El asesinato (2012), dirigida por Carlos Bolado, con guión suyo y de Hugo Rodríguez -ambos, cineastas sensibles y talentosos-, apoyados por Miguel Necoechea.

Tal vez, el asunto no tendría mayor relevancia sino fuera por la forma tan sospechosa en que fue producida y su precipitado...

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