Crónicas Morrocotudas / Comparte Henestrosa paisajes de su memoria

AutorLeslie Alger

¿Quién es Andrés Henestrosa? Presentarlo como un intelectual mexicano sería encasillarlo. Su trayectoria como escritor y poeta lo coloca como un autor indispensable para apreciar y entender a fondo la vida de nuestro País. Inmortal en el tiempo, hoy lo presentamos como el dueño de las palabras y paisajes más suaves de nuestra geografía nacional.

"Si alguna hazaña intelectual he realizado y de la cual puedo estar orgulloso es que hablando lenguas indígenas, muy pronto, en 5 años aprendí a hablar la lengua española -creo que con alguna perfección-y a los 20 años escribí mi primer libro 'Los hombres que dispersó la danza'".

Nació en Ixhuatán, Oaxaca, el 30 de noviembre de 1906, y en los primeros 15 años de su vida solamente habló lenguas indígenas. Un buen día decidió vender su caballo y llegar sin un centavo a la Ciudad de México; sin duda, un día de suerte para nuestra ciudad. Aprendió español y durante 40 años fue maestro de lengua y literatura castellana en la Universidad Nacional, fonetizó el idioma zapoteco en su alfabeto y se dedicó a una prolífica carrera de escritor, que le ha merecido casi todos los reconocimientos existentes en nuestro País, entre ellos la medalla Belisario Domínguez que otorga el Senado.

Don Andrés nos recibe en su despacho del Centro Histórico, en el mismo edificio al que llegó hace 82 años. Su lucidez no tiene límites y, sin duda, rebasa cualquier posible relato periodístico. Próximo a ser tatarabuelo, Henestrosa no puede dejar de sonreír al hablar de sus nietos y bisnietos, y en un ambiente de inigualable cordialidad que resulta de un encuentro con un gigante de las letras mexicanas, don Andrés nos regala una charla agradable acotada por sus viajes, su historia y su natal Oaxaca.

España

"Yo fui a España cuando ya había renunciado a ir. Por el franquismo, yo fui siempre republicano, hasta el año de la República española, amigo de los refugiados, a quienes traté a casi todos; hoy quedan dos o tres vivos, los demás han muerto. Pero cuando yo pensaba en ya no ir a España ocurrió que un amigo (Alvaro González Mariscal) me regaló el pasaje, los dólares y las pesetas; y me dijo 've a conocer España, ya todos los refugiados han ido, no hagas de tonto no queriendo ir, por qué no has de ir, ve y regresa, aquí están los centavos'.

"A él le agradezco mi primer viaje, porque me dio todo para poder ir, me hizo una gran impresión conocer España. Un americano no está completo si no acepta que es una mitad español y otra mitad...

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