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EL CUADERNO VERDE / El secreto a la vista

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Vincent
AutorJosé Gordon

El mundo puede ser un jardín encantado nos dice una espiritualidad que se asombra ante la presencia de un helecho, de una catarina, de un abanico o de un simple lápiz bicolor. Así percibía el mundo a los cuatro años Alain Daniélou, un destacado intelectual francés, experto en musicología y sánscrito.

En su autobiografía cuenta cómo, de pequeño, le gustaba internarse entre los árboles abundantes de una propiedad de su padre. Para Daniélou eso era una especie de selva donde construía pequeños santuarios con los objetos que tenía a la mano: medallas, cruces y también alguna que otra piedra. En el libro El camino del laberinto: Recuerdos de Oriente y Occidente (Kairós) narra cómo un día descubrieron los escondites donde se abría al misterio. Dice Daniélou: "Encontraron mis altares, mis ídolos, mis ofrendas de flores. El templo fue profanado (...) encontraron las cruces, las imágenes de la Virgen. Ignoraron las piedras".

La reacción de la familia fue tratar de canalizar esa espiritualidad por la vía de las instituciones tradicionales. Eso lo dejó triste e indiferente. Escribe Daniélou: "Ya en aquella época presentí que la religión de los hombres nada tiene que ver con la realidad divina del mundo. No volvería nunca jamás a mis ermitas profanadas y desacralizadas".

La poeta y filósofa Chantal Maillard escribe en el prólogo del libro Dioses y mitos de la India de Daniélou (Siruela) que el estudioso francés "no sabía, por aquel entonces, que existían lugares en los que una piedra puede representar un dios, y que en uno de ellos elegiría vivir". Maillard plantea que un altar es algo que puede encontrarse en cualquier parte: en unas escaleras o en el hueco de un árbol. Cuando se siente la presencia de lo sagrado en cualquier sitio un templo puede ser una piedra pintada de color naranja o la sombra de una higuera.

La experiencia de Daniélou me recordó un hermoso pasaje de la novela de Carlos Fuentes Los años con Laura Díaz (Alfaguara). Sucede en Catemaco en donde ha muerto la abuela del personaje central. En el entierro de pronto todos notan la presencia de un cuervo blanco. La niña Laura lo sigue. El grupo familiar la ve alejarse pero entiende. La dejan ir: "Los niños qué saben de la muerte".

Laura se interna en la selva. Entra a una especie...

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