Cuerpo a cuerpo

AutorAlberto Aguirre y Alejandro Lelo de Larrea

Dos veces consecutivas, los votos generados en las 386 casillas electorales del XI distrito electoral federal de Michoacán, con cabecera en Tacámbaro, han tenido que ser contados y recontados.

En 1997, el PRI demandó una revisión del primer cómputo, luego del cierre de la casilla. De nada sirvió: perdió con el PRD. 831 votos fueron la diferencia. En las elecciones del 2000, el PRI nuevamente pidió el recuento. Apenas 11 votos dejaban a su candidato por debajo del ganador, el perredista Héctor Torres Camacho.

Ese nivel de pelea se vivió en otros 11 distritos federales del país, en el 2000, donde los ganadores obtuvieron sus triunfos por menos de mil votos.

En Michoacán hubo otros dos distritos de estas características, el VIII, con cabecera en Morelia, y el XI, con cabecera en La Piedad.

El PRI ganó apenas tres de esos 12 distritos; el PAN se impuso en seis, el PRD en dos y uno por el PVEM.

Ese es el tipo de pelea que darán las tres principales fuerzas políticas del país en al menos 77 de los 300 distritos federales, que en la última elección federal se resolvieron por un margen de diferencia de menos de 7 por ciento entre la primera y la segunda fuerzas.

Es el nuevo terreno de la contienda: el de los efectos locales, en el que se moverán los partidos políticos en las campañas venideras.

Casi la mitad de esos distritos -37- están ubicados en cuatro estados del país: 11 en el Distrito Federal, 12 en el Estado de México, ocho en Michoacán y seis en Veracruz.

En el 2000 fue el efecto Fox. En el 2003, con el activismo de los gobernadores y la creciente importancia que está adquiriendo la agenda local, los efectos estatales de los comicios serán en distinto sentido y magnitud. Es por eso que los partidos han elaborado detalladas cartografías electorales y detectaron la dispersión del poder a nivel vertical. En particular, las fuerzas políticas están estudiando los efectos de derrama y de voto dividido entre la elección presidencial y los comicios locales. Enseguida, la estadística electoral más reciente, la correspondiente al 2000, y cinco historias detrás de los escenarios de alta competencia.

PVEM

En la mesa

Concepción Salazar González. Distrito XXIX, de la delegación Tlalpan. Ganó por 21 votos.

Una pequeña llovizna, la transmisión televisiva de un reñido partido de futbol, una operación tamal bien armada, un microbús lleno de votantes, tocar las puertas de 10 casas. Cualquiera de estos factores pudo haber cambiado la historia de Concepción Salazar, nominado por la Alianza por el Cambio, quien le ganó en la mesa a Hipólito Bravo, candidato de la Alianza por México, la diputación federal por el XXIX distrito, con cabecera en Tlalpan.

"Siento que no fueron 21 votos, porque dentro de las impugnaciones que hicimos, que también hizo mi contrincante, vimos una gran anormalidades dentro de las casillas", señala Salazar, miembro del PVEM, partido que entonces se alió con el PAN para competir en las elecciones federales.

Detalla cuáles fueron las anomalías.

"Fue difícil cubrir todas las casillas, muchas cambiaron de lugar, no nos dejaron meter en algunas representantes de casillas, o no los dejaron votar. De repente en una parte del distrito se tenían más votantes que la lista nominal. De ahí teníamos una ventaja, quitando los votos, teníamos ventaja como de dos mil 300 votos, eso metimos ante autoridades electorales exigiendo revisión. Impugnamos unas 17 casillas, al inicio ganábamos por 87 votos. Posteriormente cuando nos dieron los 22 votos, el tribunal consideró la revisión en cuatro o cinco casillas. De ésas se invalidaron muchos de los votos que se habían considerado hacia el PRD, otras se eliminaron totalmente, porque había 700 votantes y las boletas llegaron a mil 200".

Entre todas las anomalías y esa mínima ventaja, Salazar cree que su triunfo se debió, además de su defensa jurídica ante las autoridades electorales, a la campaña que realizó.

"El acercamiento a la gente, y el escucharlos, pero también poder ser; soltárselas sinceramente hasta dónde llegan tus limitaciones, y no otros acercamientos con ilusiones, con falsas promesas. Esa fue la clave".

-¿Cómo está el distrito ahora?

-Es un distrito difícil. Por un lado, por la forma en que se estableció la comunidad, siempre a la defensiva de cualquier cambio. Son asentamientos irregulares y algunas otras personas o líderes, como es parte del Ajusco, tratan de darles el terreno por el voto, pero ya hay confrontación de los establecidos que ya no permiten más asentamientos irregulares, defienden su espacio, porque los servicios -agua, luz, drenajes, áreas de recreación- son difíciles de abastecer.

El diputado del PVEM, acepta que el PRD se ha recuperado en las últimas tendencias de votación, pero cree que un buen candidato postulado por una alianza podría ser mucho más competitivo.

"En esa elección del 2000 había mucho voto diferenciado que creo que se va a seguir manteniendo. Creo que el PVEM tiene...

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