Cuestionan su rostro político

AutorSilvia Isabel Gámez

¿Julio Cortázar un héroe? No creo, dice su biógrafo Eduardo Montes-Bradley. Si acaso, afirma, es un referente pop que por momentos adquiere dimensiones idílicas. Un ídolo juvenil que inauguró el movimiento de los fans lectores, que buscan relacionarse con su autor.

El cineasta descree de la figura de Cortázar como "intelectual comprometido". Difiere radicalmente del investigador Andrés Avellaneda, para quien el activismo político del escritor argentino fue una espina en el costado de las dictaduras latinoamericanas.

"Cortázar jamás incomodó a nadie. Son más las veces en que se prestó al juego, que aquellas en las que pudo haberse constituido en un problema", sostiene Montes-Bradley. "La adhesión a la literatura cortazariana supone escasos requerimientos".

El escritor alzó la voz contra los excesos dictatoriales y genocidas en Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay, El Salvador, Nicaragua, y contra la guerra de Vietnam. Fue miembro de Amnistía Internacional y del Tribunal Russell que juzgó los crímenes de Pinochet.

Para el cubano Guillermo Cabrera Infante, Cortázar era un reprimido político que había decidido salir del clóset y multiplicarse en un sinnúmero de actividades, consigna Jaime Perales Contreras en su libro Octavio Paz y su círculo intelectual.

Su militancia no estuvo exenta de consecuencias. La dictadura militar argentina censuró sus libros en colegios y universidades.

"Hasta estaba prohibido mencionar su nombre en los medios de comunicación", recuerda Avellaneda.

Montes-Bradley considera que su compromiso político era selectivo.

"A Cortázar le molestaban los norteamericanos en Vietnam, pero no las tropas francesas en Argelia. Eso no habla de compromiso antiimperialista. En todo caso, podríamos decir que coqueteaba con aquellos que podían beneficiarle, y en el mejor de los casos que, simplemente, y como me diría Aurora Bernárdez (su primera esposa), Cortázar no entendía ni jota de política".

En Cortázar sin barba, el biógrafo desmonta una serie de mitos: ni nació accidentalmente en Bruselas ni fue hijo de un diplomático, tampoco fue abandonado por el padre -se sabe que intentó contactarlo- ni padecía gigantismo, y su pronunciación de la erre se debía a una dislalia y no a un supuesto afrancesamiento.

Montes-Bradley plantea además que el escritor era primo en noveno grado de su admirado Che Guevara.

"Ambos son descendientes de Andrés Cornejo, hidalgo notorio y alcalde de Córdoba".

Cortázar definía a Cuba como una "experiencia...

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