Cumpla esta Navidad sus deseos sin estrés

AutorGeorgina Montalvo y con información de Paula de Anda

La noche de paz y de amor que promueve el clásico villancico puede quedarse sólo en buenos deseos, si en la víspera de Navidad su ánimo se ve nublado por el estrés que le genera gastar en regalos que no quiere dar o pensar en que deberá cenar con personas no gratas el día 24.

Una especie de vacuna contra ese estrés es hacer una pausa para pensar y sentir qué es lo que verdaderamente quiere hacer y negociar con su familia en función de ello.

"Nos han educado a hacer caso a las expectativas externas y a poner poca atención en las propias", comenta la psicoterapeuta Marcela Domínguez, y afirma que esa actitud es fomentada desde la niñez.

"Nos condicionan el amor. Aprendemos que hay que cumplir una serie de condiciones para obtener amor. Nuestros padres nos dicen: 'Si no me obedeces, te voy a dejar de querer'", ejemplifica.

Esa visión trasladada a esta época del año puede resultar en sentirse comprometido a dar regalos, a estar donde se tiene que estar o ser el mejor anfitrión, no para ser los más amados, sino para ser mejor aceptados.

"Nos preocupa quedar bien y no importa qué hagamos, sentimos que no ha sido suficiente. Nos preocupa desde si llegarán todos, si agradará la cena y nos sentimos culpables si algo no sale como planeamos", comenta Tania Rocha, profesora e investigadora de la Facultad de Psicología de la UNAM.

"Existe una enorme preocupación por preparar la mejor fiesta posible, cayendo con frecuencia no sólo en un despilfarro económico, sino también afectivo", agrega.

La frustración por abandonar los propios deseos y gustos es, coinciden las psicólogas, lo que a muchas personas lleva a padecer este festejo.

APRENDER A NEGOCIAR

Colocarse en actitud Grinch, aunque efectivo, es sólo una solución para salir del paso una Navidad más. Lo ideal es aprovechar la ocasión para entrenar la asertividad y echar mano de la negociación.

"Una medida sana es negociar

y en una buena negociación ambas partes ganan y renuncian a algo. Por ejemplo, con los hijos adolescentes se les puede decir: 'El 24 estás con quien tú quieras; el 25 quiero pedirte que estés en la comida familiar'. Así, ellos van a donde gustan y los padres también conviven con ellos. El problema es que no siempre como padres estamos dispuestos a negociar", comenta Domínguez.

Si el problema es que tiene una relación tensa con su familia política y ellos serán los invitados a casa, "es fundamental que de manera amable, pero clara, señales que agradeces sus consejos e intervenciones...

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