Días Inquietos en Vichy (V)

AutorJuan Villoro

Un curioso paralelismo marcó las vidas de Robert Capa y el general Francisco Aguilar González. Ambos fueron enamorados del riesgo, mostraron valentía en el frente de batalla, aprovecharon los pliegues de la fortuna para conquistar mujeres y acercarse a protagonistas de la historia. Seductores poco afectos a la veracidad, apostaron con dinero ajeno (Capa solía jugarse los ingresos de la agencia Magnum y Aguilar usaba sus prebendas diplomáticas para traficar en el mercado negro). Los dos se inventaron a sí mismos (el húngaro André Friedmann se convirtió en Capa por consejo de Gerda Taro, y el muchacho surgido de las filas de Pancho Villa se transfiguró en el embajador que aprovechó la diplomacia como un disfraz).

Pero las semejanzas se detienen ahí. Capa redefinió la noción de fotoperiodismo y fue fiel a la más citada de sus convicciones ("si la foto falla, es que no estás suficientemente cerca") hasta perder la vida en Vietnam, poco después de cumplir 40 años. Su legado atañe no sólo a la estética sino a la moral; es un demoledor alegato contra la guerra y sus desastres.

Por el contrario, la trayectoria del general está en entredicho. Al menos en dos ocasiones fue cesado, una de ellas en Vichy, donde se encargó de evacuar a los republicanos españoles que Francia mantenía en campos de concentración. En esos días revueltos, el gobierno de Vichy atendía en las habitaciones de los hoteles y los funcionarios dormían en los pasillos. De enero de 1941 a junio de 1942, Aguilar ayudó a miles de emigrantes; sin embargo, su conducta no fue tan intachable como la del célebre Gilberto Bosques, cónsul mexicano en Marsella.

Aguilar se enemistó con Indalecio Prieto, quien estaba a cargo de la Junta de Asilados Republicanos Españoles. La evacuación de españoles se acordaba entre la JARE y el gobierno de México. Prieto deseaba controlar las principales tres fuentes de ingreso de los republicanos (el dinero que llegaba de Moscú, los fondos oficiales llevados a México y el apoyo del general Cárdenas). La falta de unidad del gobierno de la República se reproducía en el exilio y Prieto trataba de unificar las decisiones con un estilo autoritario que rozaba el capricho y la prepotencia. Aguilar decidió actuar de espaldas a la JARE. Necesitaba autonomía para moverse en tiempos de alto riesgo y quizá la usó en exceso. Eligió otro banco suizo para recibir el dinero de apoyo a los refugiados y probablemente administró los fondos en su beneficio.

En su expediente en el...

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