El día que la Cámara fue disuelta

AutorMónica Mendoza Martínez

La tarde del viernes 10 de octubre de 1913 más de 800 hombres armados sitiaron la Cámara de Diputados. Soldados y agentes de la policía secreta, vestidos de civiles, irrumpieron en el interior del recinto legislativo de Donceles y Allende después de golpear a los mozos de las tres entradas, y ocuparon el vestíbulo, las tribunas, las galerías, los palcos y las azoteas.

Pelotones de la tropa regular se apostaron en los sótanos, mientras el 29 Batallón de Aureliano Blanquet -el mismo que arrestó al presidente Francisco I. Madero el 18 de febrero de 1913 durante la Decena Trágica- se colocaron en la calle de Donceles; el 15 Batallón en Medina (hoy Allende) y el 9o. Regimiento Montado en los alrededores.

El oficial mayor de la Cámara se comunicó por teléfono con el presidente del Poder Legislativo, José María de la Garza, para contarle los hechos. Con voz angustiada le reportó que los hombres iban armados con una o dos pistolas y que llevaban entre 40 y 60 cartuchos cada uno; también que el inspector general de Policía, Francisco Chávez, lo había amenazado con un arma.

En más de 16 años que llevaba en el puesto, desde la época porfirista, nunca había visto algo semejante. "Me siento maniatado, ¡no sé qué hacer!...", terminó por decirle, rendido.

De la Garza no dio indicaciones, le dijo al oficial mayor que esperara. No dimensionaba aún la magnitud de los acontecimientos.

Horas más tarde, y después de levantar la sesión, De la Garza terminó arrestado junto con 83 diputados y encarcelado en la Penitenciaría de Lecumberri. La XXVI Legislatura fue disuelta.

El Acuerdo de la Cámara

Para el día en que tuvo lugar el golpe al Congreso, el senador Belisario Domínguez llevaba tres días desaparecido. Eran conocidos por la opinión pública los discursos del 23 y 29 de septiembre en los que denunció el carácter dictatorial del régimen y "el cúmulo de falsedades" del informe presidencial de Victoriano Huerta.

El primero de los discursos había circulado con amplitud gracias a que fue impreso de manera clandestina por María Hernández Zarco -una de las fundadoras de la Casa del Obrero Mundial, integrante del Club Liberal Benito Juárez y nieta de Francisco Zarco, historiador y periodista de la época reformista- quien trabajaba en una imprenta en la calle de Tacuba.

Domínguez no era el primer opositor desaparecido desde que Victoriano Huerta asumiera la Presidencia el 19 de febrero de 1913. Serapio Rendón, Adolfo Gurrión, Néstor Monroy y Edmundo Pastelín -diputados del Bloque Renovador, opositores a Huerta-, así como otros generales maderistas, periodistas y obreros integraban una larga lista de personajes asesinados, presos y desaparecidos entre febrero y octubre de ese año.

La mañana del jueves 9, Ricardo Domínguez y Federico Tovar -hijo y sobrino del senador- acudieron con Virgilio Figueroa, diputado de Chiapas; y con Víctor Manuel Castillo y Emilio Rabasa, senadores por el mismo estado, para informar sobre la desaparición.

La notificación de la misma, de acuerdo con el acta de sesiones del 9 de octubre (Diario de Debates de la Cámara de Diputados, 1913) fue presentada en la Cámara por los diputados chiapanecos Jesús Martínez Rojas, César Castellanos, Manuel Rovelo Argüello, Adolfo Grajales y Virgilio Figueroa.

La moción desató una "tempestuosísima sesión", como la...

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