La Dama del Silencio

AutorJ.M. Servín

México 2006, año de elecciones presidenciales. Durante un sexenio el País experimenta un periodo de desquiciamiento progresivo. La corrupción, la delincuencia y el crimen organizado lo convulsionan y la capital parece su epicentro: una ola de homicidios de ancianas se presta para toda clase de conjeturas y exhibe la desconfianza ciudadana en las autoridades judiciales.

La noche del martes 17 de enero en Perú 77, en el corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México, la función de lucha libre en la Arena Coliseo es una irresistible oportunidad de sacudirse la presión de la debacle social. Místico, Pierroth, Arcángel, el Loco Max, Olímpico, el Negro Casas y el Tarzán Boy libran otra batalla entre el bien y el mal, técnicos contra rudos. A todas luces el espectáculo permite distinguir los bandos y resulta más entretenido que las vendettas entre narcos y las de los partidos políticos previas a las elecciones del 6 de julio.

Los encabezados de los principales diarios de la ciudad dieron otra muestra del turbulento escenario. El Procurador General de la República, Daniel Cabeza de Vaca, en su comparecencia en la Cámara de Diputados, afirma que Arturo Montiel Rojas no está "exonerado" de posibles delitos federales de carácter fiscal o financieros, luego de que la Procuraduría General de Justicia del Estado de México determinara no fincarle responsabilidades por enriquecimiento ilícito.

Por separado, el Gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, se dice "satisfecho" por las conclusiones de la procuraduría y la contraloría estatal sobre el caso Montiel Rojas.

Ese mismo 17 de enero, el presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, José Luis Soberanes Fernández, critica la ineficacia e incapacidad de las autoridades para enfrentar el problema de la inseguridad pública en el País, pues "sigue siendo un compromiso inconcluso" del gobierno foxista que condena a la frustración a por lo menos una de cada cinco de las víctimas de delitos cometidos. El ombudsman presenta un detallado informe al Procurador General de la República donde expone que a pesar de que en los últimos 11 años el presupuesto para atender la seguridad pública en el País aumentó casi 50 veces, la inseguridad se hizo más grave. Soberanes da a conocer que entre 2002 y los primeros ocho meses de 2005 se cometieron en promedio 11 mil 770 delitos diarios, pero que 67 por ciento de ellos no fueron denunciados. Lo peor es la escalofriante cifra negra en ese mismo lapso: las estadísticas oficiales reportan 5...

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