Damnificados del Covid-19

AutorCésar Martínez y Benito Jiménez

FOTOS: CÉSAR MARTÍNEZ Y BENITO JIMÉNEZ

Algunos se quedaron sin trabajo, otros tienen menos clientes e ingresos, unos más ya están echando mano de sus ahorros. Son los estragos del coronavirus en las personas que viven al día con lo que ganan.

Se quedan sin ingresos

La fase 2 de contingencia sanitaria por el coronavirus dejó a la familia de Victoria Méndez prácticamente sin ingresos.

Ella, como trabajadora del hogar, ganaba a la semana mil 450 pesos, mientras que su esposo, si laboraba los domingos, percibía mil 800

Sin embargo, el llamado de las autoridades a mantenerse en aislamiento derivó que las tres casas en que laboraba Victoria prescindieran temporalmente de sus servicios.

Ella vive en Naucalpan, junto con su esposo y dos hijos, uno de 17 años y otro de 6, quienes ahora se quedan en casa ante la suspensión de clases.

Los lunes trabajaba en Echegaray, en su mismo Municipio, mientras que martes y viernes se trasladaba a la Colonia Anáhuac, en la Alcaldía Miguel Hidalgo, y los miércoles a la Álamos, en Benito Juárez, Ciudad de México.

"Ahorita estamos muy preocupados, porque apenas estamos entrando a abril, es la primera semana, y como para el 30 quién sabe cómo nos vaya a ir, pero ahí vamos, sobresaliendo", comenta.

Esta semana, su esposo, que trabaja en una fábrica de plástico, fue notificado de que ya no debía ir a trabajar, pero le seguirán pagando un salario mínimo, el cual será insuficiente para la familia.

Aunque Victoria Méndez asegura que no ha sido pesado tener a sus hijos en casa todo el tiempo, le preocupa el aspecto financiero y de salud, en medio de la emergencia sanitaria por el nuevo coronavirus.

"Todos estamos muy afectados con eso, yo pienso que sí es una enfermedad muy contagiosa, estamos con miedo, no queremos salir a las calles, sí estamos tomando precauciones en casa", asegura.

"Intentamos salir a la calle lo menos, ponernos gel antibacterial, lavarnos las manos frecuentemente, con los niños ha estado tranquilo, el más grande con las tareas, el más chico entreteniéndolo".

El hijo de 17 años toma sus clases de preparatoria por internet, mientras que al de 6 años la maestra de primero de primaria le dejó tarea para un mes completo.

"El más pequeño me dice, llévame al parque, pero pues no lo puedo sacar ahorita, le explicamos y él mismo ve la tele y nos dice que no vamos", cuenta.

Aunque no ha acudido a trabajar, dos de sus empleadores le han brindado apoyo financiero, entendiendo que vive al día.

"Y ni modo de decirle que me dejen ir a trabajar, tenemos que cuidarnos nosotros y también a ellos, porque si me contagio los puedo contagiar a ellos, y yo tampoco me puedo exponer tanto", reflexiona.

"Pero ojalá cuando todo pase sí me llamen de nuevo, no me vayan a dejar sin trabajo".

Casi no hay clientes

Cada mañana Esmeralda y su esposo Pascual salen de Lerma, en el Estado de México, a las 6 de la mañana. De su pueblo agarran un taxi que los lleva al lugar donde pueden tomar el autobús que llega a la Ciudad de México. Luego se suben al Metro y se bajan en la Glorieta de Insurgentes, para instalar su puesto de quesadillas a las 7:30 horas en la Colonia Juárez.

A las 17:00 horas, emprenden el camino de regreso, en un viaje redondo que les cuesta 350 pesos diarios.

Ahora con el cierre de oficinas y escuelas derivado de la...

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