Dan al bolero toque juvenil

AutorErika P. Bucio

Celia García, de 15 años, se acomoda en el sillón junto a su hermana Laura, un año mayor, y dice: “Siempre nos han inculcado que no nada más se canta por cantar”.

Quien llegue a Ometepec, un pueblo ganadero en el sureste de Guerrero, y pregunte por Las Hermanas García, cualquiera podrá decirles quiénes son. Son muy conocidas en la Costa Chica, donde nunca faltan el bolero y la chilena en las fiestas. Desde hace seis años saltaron a los escenarios. Celia lleva la primera voz, y Laura, la segunda y la guitarra.

Cantan los boleros de sus compositores favoritos, Álvaro Carrillo e Indalecio Ramírez. Pero también los de compositores de Ometepec, quienes las buscan para que pongan voz a sus canciones.

“Nosotras estamos tratando de contagiar esta fiebre de boleros. Para nosotras, es importante también que no se pierda esto”, dice Celia, una chica vivaz, risueña, más parlanchina que su hermana.

Laura escuchaba a su papá, Mariano García, un maestro de preescolar y bohemio de corazón que tenía un dueto. Daba clases de guitarra por las tardes y tenía una decena de alumnos. Un día, Laura se plantó en una clase. “Voy a estar aquí, sentadita, nada más viendo”, le dijo a su papá. Para la siguiente clase, ya estrenaba una guitarra chiquita.

La primera vez que se presentó en público fue en una fiesta de un bohemio de Ometepec ante 300 personas. “Era una niñita y no tenía nervios”, cuenta su papá. “Si te fijas, el futbolista lleva a su hijo a ver futbol y así le gusta, ¿no? Y, en el caso de la música, es que el niño aprende de lo que ve, y es precisamente este caso”.

Celia no tardaría...

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