Dan piezas falsas a Antropología

AutorYanireth Israde

Quería ganarle a la muerte: le angustiaba irse sin proteger las "caritas" sucias de tierra que adoptó en el campo. ¡Quién sabe qué harían sus hijos con ellas!

Conoció las primeras durante su infancia, parte de minúsculas cabezas sepultadas en su terruño. Por décadas, el hombre removió tierra, encontró otras, coleccionó con más devoción que codicia.

Cuando se reconoció viejo, fue al Museo Nacional de Antropología; presentía un conflicto entre los hijos cuando muriera.

"Estaba convencido de que tenía un gran tesoro", relata Martha Carmona, subdirectora de Arqueología del recinto, quien recibió hace unos meses las cabezas de figurillas prehispánicas.

Las "caritas", como las bautizó el hombre, resultaron auténticas. Pero la mayoría de las piezas que ciudadanos bienintencionados entregan al Museo son falsificaciones, incluso réplicas de obras expuestas en salas.

Auténticas o no, la institución recoge todas, previo comprobante a los propietarios.

"Dicen que son herencia de bisabuelos o tatarabuelos. Que el abuelo era ingeniero en Veracruz, que en tal región encontró la pieza, o que era funcionario y le regalaron algo que ha estado años en casa: las historias se repiten", cuenta Carmona.

Aunque casi todos acuden de forma desinteresada, no falta quien desea conocer cuánto dinero puede obtener por su "herencia".

La mayoría de falsificaciones son de la región Occidente, por ejemplo perros de Colima o figurillas de Nayarit y Jalisco; abundan también máscaras. Y algunos se confunden.

"Ocurrió con una bala de cañón. Las personas que la trajeron creían que era una piedra prehispánica. Cuando les dije: 'Es una bala de cañón, ¿se la quiere llevar?' Me dijeron que no, que pesaba mucho y la dejaron", rememora la especialista.

Los donantes no suelen enterarse de que entregaron material apócrifo. El oficio de recepción que reciben del INAH puntualiza que los expertos estudiarán las piezas para verificar su autenticidad. Ya no vuelven para conocer el veredicto.

Cuando son de factura original, los vestigios pueden permanecer en las salas del museo, como ocurrió con un yugo destinado a la sala de culturas del Golfo.

Llegó hace tiempo al museo y hace unos meses el yugo recibió una visita inusual.

"Vino el representante de la comunidad. Su abuelo fue quien donó la pieza. Quería que le diéramos una fotografía de que estaba exhibida, porque acudiría con (el entonces Presidente Felipe) Calderón para que diera tierras a la comunidad porque ésta había dado el yugo...

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