Dan visión irónica sobre la muerte

AutorJulieta Riveroll

Cuando estaba enfermo de cáncer, Hanoch Levin (1943-1999), considerado el dramaturgo más sobresaliente de Israel, escribió su penúltima obra teatral y no es casual que la haya titulado Réquiem. En ella plasma una visión irónica de la muerte, pero exenta de nostalgia y arrepentimiento.

"Palpita en la obra la reflexión de alguien que tiene una consciencia fuerte de lo que está hablando. Levin tiene una visión honesta, muy de frente, muy valiente de la muerte", consideró Enrique Singer, quien lleva a escena el texto, cuyos personajes están basados en tres cuentos de Chéjov.

Autor controvertido, Levin inició su carrera como dramaturgo con la escritura de sátiras políticas, en las que llegó a cuestionar al ejército israelí en conflictos bélicos como la Guerra de los Seis Días. Réquiem, sin embargo, se aboca a la condición humana.

"En este caso no hay nada que censurarle más que la cantidad de dolor que pone en escena y cómo se ríe de él. Hace que los personajes mueran con una mueca burlona de lo que fue la vida", opinó el creador del montaje que se estrena en el Teatro Julio Castillo el jueves 22 de noviembre.

La historia es lineal y ocurre en un camino ubicado entre dos ciudades, París y Shanghai, donde se encuentran dos viejos, la madre de un bebé que agoniza y el conductor de una carreta, cuyo hijo murió hace dos semanas y no tiene con quién compartir su pena.

"Todos los personajes de esta obra son miserables, enfrentan situaciones extremas y están buscando a un doctor para aferrarse a la vida, pero el doctor es un ser amargado que no puede defender al ser humano frente a la muerte", explicó el también titular de la Dirección de Teatro de la UNAM.

Réquiem, dijo, posee la visión chejoviana de que la naturaleza está siempre presente, pero en contraposición a los seres humanos, quienes están solos, doliéndose de su condición y su destino.

En esta obra, Levin se nutre de dos grandes teóricos teatrales del siglo 20: Bertolt Brecht y Peter Brook. Del alemán retoma el efecto de distanciamiento para que el público no sienta empatía por los personajes.

"No es un melodrama, por lo que en ningún momento el espectador debe sentir compasión por esos personajes, en todo caso siente compasión por sí mismo. A Brecht le interesa propiciar una reflexión sobre la sociedad y a Levin le interesa reflexionar sobre la vida", aclaró Singer.

El israelí se vale de la estética teatral de Brook para relatar un cuento elemental a través de trazos casi...

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