'La danza te atrapa'

AutorErika P. Bucio

Manuel Hirám (Tuxpan, 1930) quería ser pintor, pero un día fue a una clase de danza para hacer dibujos y quedó hechizado con el movimiento de los cuerpos, el olor a sudor de los bailarines y el sonido del tambor que hacía sonar el coreógrafo Xavier Francis. Y su destino viró.

Pero, aunque el cambio no fue inmediato, en la mente del joven veracruzano se instaló la danza.

Su primera maestra fue Valentina Castro. Hirám veía a otros estudiantes moviéndose con soltura, y él, sin saber hacer nada. "No te preocupes, tú mismo te puedes hacer tu cuerpo, pero depende de ti", lo alentó. Y se le metió en la cabeza que tenía que mejorar. "Y sí, hice una carrera", cuenta en entrevista.

Una carrera como regisseur, director, iluminador, bailarín y coreógrafo por la cual Hirám, de 88 años, recibirá hoy a las 18:30 el Reconocimiento Danza UNAM en la Sala Miguel Covarrubias.

Covarrubias, quien era pintor, fue quien lo arropó en sus inicios. "Fue más que un tutor: un padre. Me daba hálito", recuerda.

Hirám evoca su primera emoción en el escenario. "Fue terrible". Guillermo Arriaga lo había llamado para figurar como esclavo en una puesta de la ópera Aída en el Palacio de Bellas Artes. Debía entrar cuando sonara la trompeta, pero se distrajo oyendo la música y a los cantantes y no entró a tiempo.

Se llevó una regañiza.

"Cuando se levanta el telón de Bellas Artes se siente un frío emocionante. Da nervios. Es una especie de sublimación espiritual. El foro te atrapa y no te suelta".

Comenzó como profesional con el Nuevo Teatro de Danza de Xavier Francis y Bodyl Genkel, desaparecido en 1960. Y con el Ballet Nacional de México (BNM) bailó por invitación en dos obras de Guillermina Bravo. "La pieza que más me impone es El demagogo (1956), significó mucho trabajo entender que políticamente no hay que ser tonto", recuerda.

Rodeado de amigos cubanos, entre pintores, dramaturgos, cantantes y poetas que llegaron a México huyendo del régimen de Fulgencio Batista, Hirám planeó un viaje a Nueva York con una beca para estudiar en la escuela de Martha Graham. Pero haría una rápida parada en Cuba, donde recién había triunfado la Revolución.

"Y me atrapó. Todo el movimiento social era tan atractivo. Aquello era...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR