David Shields/ El gasoducto regional

AutorDavid Shields

Fue en Argelia, durante una reunión con el ministro petrolero de ese país, Chakib Khelil, donde se planteó la posibilidad de construir ese ducto, con un costo estimado en 4 mil millones de dólares, que pasaría por Colombia, América Central y México, o alternativamente, cruzaría el Caribe hasta llegar a Florida, abasteciendo a varios países isleños en el camino.

Chávez se inspiró en el gasoducto de mil kilómetros que atraviesa el Mar Mediterráneo y surte gas argelino a Francia y España. Khelil, a su vez, ofreció a Venezuela el apoyo de técnicos argelinos en la realización del proyecto.

La idea de tender un gasoducto entre Venezuela y Estados Unidos no es totalmente nueva. Desde hace varios años, políticos, académicos, banqueros y compañías internacionales analizan opciones para abastecer gas natural a los países de América Central. Como una posible extensión de ese proyecto, sería idóneo poder integrar las vastas reservas de gas venezolano al mercado energético de América del Norte.

Se han propuesto dos proyectos diferentes de gasoducto centroamericano. Uno llevaría gas mexicano a los países de la región y otro transportaría el hidrocarburo desde Venezuela. Finalmente los dos proyectos serían complementarios, ya que ambas tuberías se unirían en algún punto geográfico de Centroamérica. De esta forma, servirían para que el gas venezolano llegara a México y fuera integrado al mercado de América del Norte.

Hace tres años, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) ideó y promovió un gasoducto centroamericano que partiría de Ciudad Pemex, Tabasco, y llegaría a varios países del istmo, quizá incluso hasta Panamá. Este proyecto fracasó por varios motivos, entre ellos, porque México no puede garantizar los volúmenes de gas requeridos, dado que el gas mexicano se extrae asociado al petróleo, lo cual establece un límite a la producción. Por esa restricción, México no debe comprometer con terceros países el gas que requiere para su propio desarrollo.

Se redujeron los alcances de ese proyecto y se redefinió como gasoducto México-Guatemala. Los Gobiernos de estos dos países firmaron un protocolo en diciembre de 1999 y acordaron licitar el proyecto. Sin embargo, la licitación nunca se publicó y el proyecto no ha avanzado. Al parecer, las compañías interesadas en participar ahora tienen dudas acerca de su rentabilidad y consideran que no satisface sus criterios de inversión.

El gasoducto México-Guatemala fue tema de la reunión de...

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