David Shields / Gas natural: problemas al marginar a Pemex

AutorDavid Shields

Se plantea una nueva fase de la apertura del gas natural a la iniciativa privada. En 1995, en la primera fase, se abrieron la distribución, el transporte y el almacenamiento, pero la exploración y producción quedaron como tareas exclusivas de Petróleos Mexicanos (Pemex). Hoy, amenaza la falta de suministro de gas a industrias y a centrales eléctricas. Casi todos los analistas señalan que, a partir de 1995, se cometió el error de no darle a Pemex la capacidad de inversión para desarrollar las cuencas gasíferas del país.

Por lo mismo, vale la pena meditar sobre el papel que desempeñará Pemex en esta nueva fase de apertura. Ese papel debe verse no sólo en términos estratégicos, operativos y económicos, sino también bajo la lupa de la política, ya que el Gobierno ha tomado la decisión de fortalecer, y no privatizar, a Pemex.

En el caso de los CSM, todas las utilidades de la explotación de gas serán para los contratistas y para la Secretaría de Hacienda a través del cobro de impuestos, en ausencia de un nuevo régimen fiscal para Pemex. La paraestatal será un simple administrador de contratos que no obtendrá ganancias, situación que no le conviene a un país que ha tomado la decisión de conservar a esta empresa estatal. Como los CSM no implican alianzas ni brindan una estructura de negocio que beneficie a Pemex, es muy probable que una controversia constitucional frene este proyecto.

En cambio, el Gobierno pudo haber armado el negocio de la explotación de la Cuenca de Burgos como una alianza estratégica, para que Pemex y una o varias compañías internacionales compartieran las ganancias. Obviamente, esto habría implicado cambios constitucionales, pero aun así el proyecto probablemente habría sido mucho más aceptable para los partidos políticos de izquierda y, por lo tanto, más viable. En otras palabras, al permitir que Pemex tenga utilidades y un futuro, ganarían las compañías también y el País. El requisito, entonces, para lograr apoyo político en el Congreso actual es que los proyectos fortalezcan y den viabilidad a Pemex. Los CSM no cumplen con ese requisito.

Lo más notable del caso de la regasificadora de Altamira es que Pemex no participa, a pesar de ser la institución que históricamente se ha encargado de aportar la oferta y asegurar el abasto de gas en el país. La terminal regasificadora será 100 por ciento propiedad privada. No es Pemex, sino la Comisión Federal de Electricidad (CFE) quien promueve su construcción al licitar un contrato de...

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