Debate presidencial : Un round preliminar

Vicente Fox sostiene que el debate es entre dos proyectos: más de lo mismo o un proyecto alternativo. Lo que está en juego, asevera Francisco Labastida, es el futuro de México, por eso 'no caben los políticos de última hora'. Cuauhtémoc Cárdenas considera que las de sus rivales son 'candidaturas perdedoras'. Manuel Camacho prevé una discusión política: ni lista de buenas intenciones ni insultos personales. Ni desahogos personales ni motivos para descalificaciones, propone a su vez Porfirio Muñoz Ledo. Finalmente, Gilberto Rincón Gallardo ubica a los abanderados de PRI y PAN como dos formas de la derecha política, y al del PRD como de izquierda populista sin oferta viable.

Previo a su encuentro del próximo martes, cada uno de los candidatos expone, a solicitud de Enfoque, sus opiniones sobre sus adversarios en la contienda presidencial, así como sus expectativas respecto del primer debate en la historia de la nación donde coinciden los seis aspirantes a la Presidencia de la República.

¿Cómo evalúa usted la trayectoria política de cada uno de sus adversarios del debate del próximo 25 de abril?

Vicente Fox: Me tiene sin cuidado. No evalúo la trayectoria de ellos. De ninguno.

Francisco Labastida: Creo que en general mis adversarios en el debate representan la pluralidad de opciones ideológicas y políticas existentes en el país. Y debido a esta pluralidad, es que las trayectorias pueden ser muy distintas. Sin embargo, las respeto y no me gusta emitir juicios de opinión sobre mis adversarios.

Lo que puedo decir es que admiro las trayectorias avaladas por la congruencia política e ideológica, la inteligencia; repruebo la soberbia; no comulgo con la mentira, la deshonestidad, el engaño y con la irresponsabilidad política, que es lo que menos debe caracterizar a quien o quienes aspiramos a la Presidencia de la República, desde donde se dirige el destino de este gran país que es México.

Lo que está en juego en esta contienda es el futuro de México, por eso no caben los políticos de última hora. Esta contienda requiere de una gran responsabilidad y seriedad en el planteamiento de propuestas y compromisos que deben ir orientados a elevar el nivel de vida de los mexicanos. Requiere, sin lugar a dudas, de congruencia política e ideológica, elemento fundamental que no debe ni puede ser sustituido por la mercadotecnia político-electoral, ahora tan en boga.

Hay quienes se dicen políticos y que por este solo hecho creen estar calificados para gobernar. Sin embargo, a la hora de abordar los problemas económicos, sociales y de gobierno que enfrenta nuestro país, lo hacen con ambigüedad, sin seriedad y sin sustento.

Aspirar a gobernar a México demanda, en este sentido, amplio conocimiento de nuestra realidad como país y de nuestra circunstancia en este mundo globalizado del que no podemos sustraernos, pero frente al cual debemos preservar identidad y soberanía, y la libertad de poder tomar nuestras propias decisiones, de decidir nuestro propio rumbo.

Diría, en este sentido, que si bien son legítimas las aspiraciones de cada uno de las personas que, como yo, buscan ganarse el voto de los mexicanos, no puede pasarse por alto la trayectoria de cada uno de nosotros, de nuestros logros, de los resultados que hemos entregado a la ciudadanía cuando hemos tenido la oportunidad y la fortuna de ser servidores públicos.

Por ejemplo, no estoy en contra de que los empresarios incursionen en la política, pero ésta requiere de una amplia responsabilidad hacia quienes esperan que uno realice las tareas confiadas con vocación de servicio, de servir a la gente.

En la carrera por la Presidencia de la República no se debe, aunque hay quienes si pueden lo hacen, comprometerse con cosas que están fuera de nuestra realidad por el simple hecho de que "suenan bonito", o bien, que se ajustan a los deseos del auditorio que tenemos enfrente.

Para aspirar a gobernar este país, se debe tener un profundo conocimiento de nuestras raíces históricas, de las luchas que libraron las generaciones que nos antecedieron para construir un México en libertad, soberano. Parafraseando al maestro Alfonso Reyes, agregaría: "Quien no conoce la historia de su país es un extranjero en su propia Patria", y creo que alguno de los aspirantes tiene coincidencia con esta frase.

Yo fui formado en el liberalismo de la Reforma que inspiró Benito Juárez y en las libertades del Constituyente del 17, no en la versión cristera y en los agravios de la contrarrevolución. Fui formado en la escuela pública y laica, no en la confesional, y me hice en el servicio público, no en la búsqueda de los beneficios privados.

Para aspirar a la Presidencia de la República, concluiría, hay que ser congruente con nuestros principios, con nuestros valores, con la ideología del partido que nos ha postulado, no ser simuladores, ni pretender arrastrar a los mexicanos en la búsqueda de falsas quimeras.

Cuauhtémoc Cárdenas: Me parece que son trayectorias públicas conocidas por la ciudadanía, por el país. Creo que están a la vista, no es cosa de inventarles o ponerles calificativos. Será la ciudadanía la que las califique, yo no las voy a calificar. Me parece que todo mundo está ahí presente y es bien conocido. Diría que las cinco, más allá de sus personalidades, son candidaturas perdedoras.

Manuel Camacho Solís: Vicente Fox: Aunque su ingreso a la política es tardío, desde que se decidió a participar, lo ha hecho con perseverancia. Tiene más experiencia como candidato que como gobernante.

Francisco Labastida: Era un funcionario sereno y con preocupación sobre los problemas sociales. Para ascender se ha vuelto demasiado obsecuente con el aparato, por lo cual está en manos de éste.

Cuauhtémoc Cárdenas: Un funcionario que fue fiel a sus convicciones ideológicas y un...

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