¿Dejas lo de hoy para mañana?

AutorNatalia Vitela

"Mañana lo hago" es una frase frecuente en personas que suelen dejar para después los proyectos escolares, laborales o familiares. Posponer algo de vez en cuando no representa un problema, pero tenerlo como modus vivendi delata un problema crónico que puede llevar a enfermedades como ansiedad y depresión.

A la costumbre de posponer una tarea sin tener una razón valida se le llama procrastinación. "Esto es muy frecuente y todos lo hemos hecho", explica María Martina Jurado Baizabal, académica e investigadora de la Facultad de Psicología de la UNAM.

Pero hay personas que presentan este comportamiento en mayor medida que otras, precisa Lucía Hefferan, pedagoga de la Escuela de Pedagogía de la Universidad Panamericana.

"Muchos resuelven lo urgente y dejan lo importante para después, pero posteriormente esto también se vuelve urgente. Lo que se pospone, además, se va haciendo más difícil de resolver.

"Se van acumulando actividades y cuando esto sucede se pierde la claridad en las metas y las personas dejan de confiar en sí mismas porque no hacen nada. Se vuelve una bomba de tiempo", asegura la pedagoga.

Hefferan dice que esto es riesgoso porque además de originar estrés puede desencadenar enfermedades mentales, como ansiedad y depresión.

La especialista identifica tres causas principales de este comportamiento: falta de motivación y de tiempo, así como desorganización.

William J. Knaus, coautor del libro Overcoming Procrastination (Superando la Postergación) refiere que los procrastinadores se sostienen principalmente en dos creencias irracionales: Se ven como inadecuados y ven el mundo como un lugar demasiado difícil y exigente.

El psicólogo estadounidense explica que los individuos que tienen miedo al fracaso evitan realizar tareas en las que no hay garantía de éxito. Son muy perfeccionistas y al no poder alcanzar las metas poco realistas que se imponen, se sienten inadecuados. Para evitar estos sentimientos de inadecuación, los procrastinadores a menudo retrasan el momento de ponerse a estudiar para poder decirse a sí mismos que si lo hubieran intentado lo habrían conseguido.

La ansiedad, dice, pone de manifiesto las dificultades individuales para tomar decisiones y la tendencia a buscar garantías de éxito antes de empezar una tarea nueva. A medida que el trabajo se les va acumulando tienden al catastrofismo, sintiéndose cada vez más ansiosos y saturados. Pueden verse como víctimas indefensas condenadas al fracaso para quienes los...

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