Denise Dresser / Hasta encontrarles

AutorDenise Dresser

Soy madre de tres hijos. Son el ancla de mi vida. Los amo ferozmente. Siempre me inspiran, a veces me irritan. Me ensanchan el corazón y me colman la paciencia. Me hacer reír y llorar y aplaudir y sufrir y gozar. He intentado que sean más bondadosos, más preparados, más valientes, mejores que yo y ya lo son. Educarlos para que tengan raíces y alas ha sido la tarea más importante y la más difícil de mi vida, porque la maternidad te hace volar pero también te pone de rodillas. Ser madre entraña convertirte en línea Maginot, vacuna, impermeable, paraguas contra la lluvia, amortiguador de los golpes, escudo, daga de acero valyriano. Quieres ser el muro que se erija entre ellos y el dolor, entre ellos y los golpes que propina el mundo, entre ellos y el peligro. Si alguno de ellos desapareciera creo que no podría seguir viviendo.

Eso le confesé a la madre de uno de los más de 40,000 desaparecidos en México, al conocerla. Una madre de tantas que va por el país cargando la fotografía de su hija, de Ministerio Público en Ministerio Público, de fosa en fosa, de marcha en marcha. Un letrero con su nombre, su edad, donde se le vio por última vez. La cartografía de la ausencia como tarjeta de presentación, como recordatorio permanente de esa persona a la cual le diste vida y ahora no encuentras. Ese ser de luz al que amamantaste y bañaste y enseñaste a leer y llevaste al kínder y le compraste su primer uniforme escolar y lo llevaste a clase de karate o danza y le cantaste por las noches y te acurrucaste a su lado y lo consolaste después de su primer desamor y le enseñaste a manejar y lo abrazaste tantas veces como si nunca quisieras dejarlo ir. Premonitoriamente. Imaginando cómo sería despertar y no saber dónde está, intentar dormir y no saber dónde está, respirar y no saber dónde está.

Esa es la realidad de miles de madres en México. Expectantes, ansiosas, desesperadas. Las condenadas a buscar restos, a cavar la tierra, a recorrer Semefos, a rezar para encontrar. Víctimas -como sus hijos- de la barbarie que se desata con la guerra al narcotráfico. Víctimas de las Fuerzas Armadas o el crimen organizado o la ausencia del Estado. Cargando con las cifras que estrujan, con los datos que son como dentelladas. 2 mil fosas clandestinas encontradas entre 2006 y 2016. Una fosa cada...

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