Denise Dresser / Huerto podrido

AutorDenise Dresser

Omnipresentes. Omnímodos. Al margen de la vigilancia civil y en desafío a la Constitución. Las Fuerzas Armadas de un México cada vez más militarizado construyen aeropuertos, controlan aduanas, manejan puertos, distribuyen apoyos sociales, emprenden negocios, detienen migrantes, reemplazan policías, se benefician de fideicomisos, reciben adjudicaciones directas y disfrutan tajadas cada vez más grandes del presupuesto a discreción. López Obrador heredó un Ejército con mucho poder y lo ha acrecentado. Hoy los militares son pilar de la "Cuarta Transformación": los buenos porque son "pueblo bueno"; los impolutos porque el Presidente lo afirma. Pero la detención del exsecretario de la Defensa Nacional rompe el mito de la incorruptibilidad castrense que AMLO cree y disemina. Salvador Cienfuegos no podría ser solo una manzanita putrefacta. Creció dentro de un barril podrido, en un huerto repleto de plagas, al que ningún Presidente ha querido rociarle pesticida.

AMLO, igual que sus predecesores, cerró los ojos ante una historia de impunidad que corroe a las Fuerzas Armadas desde hace décadas. Él, al igual que Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, ignoró lo que se ha sabido desde el arresto del general Gutiérrez Rebollo hace 25 años. Los militares no son inmunes a la corrupción; al igual que los civiles, se vuelven sus cómplices como resultado de un Estado débil, un andamiaje institucional descompuesto, un mercado de drogas multimillonario, que deberíamos despenalizar y regular. Eso no es nuevo. Lo sorprendente es que el Presidente -ante un narco-Estado permitido por el PRIAN- haya apostado a la militarización profundizadora de su existencia. El 22 de agosto de 2018, AMLO se reunió con Cienfuegos, quien le hizo una presentación sobre la violencia en el país. Y a partir de ese momento, el candidato que prometió la paz, se volvió el Presidente que continuaría con la guerra. No envió a los militares de vuelta a los cuarteles; decidió co-gobernar con ellos.

En lugar de limpiar el huerto enfermo que le dejaron, López Obrador siguió fertilizándolo. Optó por reformar la Constitución para poner a las Fuerzas Armadas a cargo de la seguridad pública, y hoy cinco de los excolaboradores de Cienfuegos están en cargos clave. Creó la Guardia Nacional y acaba de autorizar que quede ilegalmente a cargo de la Sedena. Pasó por alto las 21 recomendaciones de la CNDH que recibió la Sedena durante el periodo peñanietista. No leyó los informes del GIEI sobre el entramado...

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