Denise Dresser / Yo no fui

AutorDenise Dresser

"Yo no fui, fue Teté; pégale, pégale que ella fue", dice la rima infantil que describe el posicionamiento de Carlos Salinas en su nuevo libro. A lo largo de 557 páginas manipuladoras y repletas de verdades a medias, intenta colocar la responsabilidad de la "década perdida" entre 1995-2006 sobre los hombros de todos, exceptuando los suyos. Enlista efectos sin explicar causas. Atribuye errores sin aceptar cómo su gobierno contribuyó a producirlos. Pero lo más criticable no es la abdicación del ex Presidente sino su autoengaño: Salinas defiende un proyecto de "modernización" mal concebido y mal instrumentado con resultados nocivos que el país todavía padece. Condena el neoliberalismo pero precisamente su sexenio le dio mala fama. Hoy es difícil construir un consenso para reformar a México, por el legado tóxico que Carlos Salinas dejó tras de sí.

Salinas escribe que no busca hacer un análisis sino presentar una narrativa, y vaya que lo logra. Su libro es el mejor ejemplo de política-ficción publicado en los últimos 30 años. A lo largo de ocho capítulos surge una visión fantasiosa del salinismo que sólo existe en la cabeza de quien lo encabezó. Salinas, el que nunca buscó promover el "Consenso de Washington" cuando allí están las privatizaciones para probarlo. Salinas el que nunca sucumbió al clientelismo promovido por el Estado, cuando allí está Solidaridad para evidenciarlo. Y para justificar decisiones aparentemente contradictorias argumenta que su gobierno no fue "neoliberal" ni "populista" y en estricto sentido tiene razón. Combinó estrategias de ambos enfoques, creando un modelo híbrido que minó la modernización anunciada.

Qué difícil es defender lo indefendible y por ello el objetivo del ex Presidente resulta tan fallido. Salinas escribe con el afán de encumbrar la "Tercera Vía" que supone inauguró, sin entender sus costos. La politización de la economía que el modelo salinista reforzó. El desvirtuamiento de las reformas sobre el cual fue fundado. El equipo de Salinas instrumentó un paquete de políticas públicas plagado de contradicciones y decisiones contraproducentes. Por un lado promovió medidas cuyo objetivo era liberalizar los mercados, pero por otro usó medidas discrecionales para determinar quiénes serían los verdaderos ganadores allí. Por un lado intentó sacudir al capitalismo mexicano con las privatizaciones y el TLC, pero por otro mantuvo las mismas reglas de siempre al permitir la protección y la promoción de cómplices clave...

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