Denise Dresser / Odiar la verdad

AutorDenise Dresser

"Juntémonos

para una buena odiada".

George Orwell

No pasa un día sin que el presidente de México promueva el odio. No pasa una mañanera sin que use su púlpito para que tú empieces a despreciar a algún grupo de mexicanos. Ahora le toca a los científicos privilegiados, los investigadores abusivos, los cineastas vividores, los ladrones que mamaban de esa enorme ubre del Estado llamada fideicomisos. He ahí a un organillero humano, disparando propaganda, amplificada por las redes sociales, y con el mismo mensaje: odia, odia, odia. Y en su visión, el odio es justificable porque esos a quienes señala no merecen ser apoyados por el Estado. Son unas lacras ignominiosas. El enemigo no es el Covid-19 o la debacle económica. Son todos aquellos pintados con la brocha gorda de haber recibido "beneficios del viejo régimen".

No importa que el fideicomiso dedicado a tu investigación haya sido auditado y transparentado hasta el cansancio. No importa que los recursos utilizados impulsaron a miles de becarios, lejos del privilegio y cerca de la movilidad social. No importa que el instituto en el cual trabajas se aboque a la innovación, a la biotecnología de punta, a proyectos que salvan vidas. Los detectives del Gran Líder ya determinaron que tu futuro debe ser el del ostracismo y la pauperización. Irma Eréndira Sandoval escribió un libro poco riguroso señalando el mal manejo de algunos fideicomisos, y como descubrió algunas manzanas podridas, convenció a AMLO sobre la necesidad de quemar el huerto y linchar a quienes habían sembrado los árboles.

Impacta cuántos les creen sin verificar; cuántos repiten la cantaleta caudillesca sin analizar. Millones de mexicanos descontentos o preocupados o desasosegados por su situación agradecen los chivos expiatorios que el Presidente les provee, sin examinarlos siquiera. Es cierto, como lo ha documentado Fundar, que los fideicomisos han permitido el uso opaco y discrecional de los recursos públicos. Muchos han sido difíciles de fiscalizar y fueron adiestrados en el arte de desaparecer dinero. Pero también es cierto que su extinción masiva y radical tampoco es la respuesta adecuada. No demuestra un esfuerzo por corregir, sino un deseo de satanizar. No se basa en un diagnóstico diferenciado, sino en un desprecio generalizado. El gobierno lopezobradorista no parece guiado por la seriedad...

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