Denise Dresser / Más que ver, más que oír

AutorDenise Dresser

Por fin, siete años después de que la Suprema Corte declarara inconstitucional la "Ley Televisa", la clase política del país propone una reforma a las telecomunicaciones para contener al poder fáctico que la diseñó.

· Por fin, Enrique Peña Nieto busca demostrar que está dispuesto a distanciarse de la empresa que ayudó a construir su candidatura y lo propulsó a la Presidencia.

· Por fin, desde la privatización de Telmex el gobierno osa enfrentar a Carlos Slim en lugar de rendirse ante él.

· Por fin se ataca el problema de la escandalosa concentración de tanto poder económico -y por ende político- en un solo hombre.

· Por fin, la competencia se impone ante los favores y el derecho a la información queda por encima de la capacidad de manipulación.

· Por fin, se buscará integrar un órgano regulador -el Ifetel- que no acabe capturado por los intereses que debería limitar. Pero cabe la pregunta sobre la dinámica de su integración y que los comisionados propuestos lo sean por el Banco de México, el titular del Instituto Nacional de Evaluación Educativa y el presidente del INEGI. Instituciones respetadas, pero no especializadas en el sector.

· Por fin, un ente autónomo podrá licitar concesiones, pero no queda claro por qué le pedirá su opinión al respecto al Ejecutivo federal, quien la emitirá sin ser un acto vinculatorio.

· Por fin, se estipula que sus miembros sean expertos en la materia y que no hayan ocupado cargo en las empresas de concesionarios que sean sujetas a la regulación.

· Por fin, ese órgano tendrá la capacidad de sancionar las prácticas monopólicas que Carlos Slim y tantos más han logrado instrumentar.

· Por fin alguien en el gobierno y en los partidos de oposición entiende que las economías dinámicas suelen ser aquellas capaces de promover la competencia y reducir las barreras de entrada a nuevos jugadores en el mercado. Entienden que es tarea del gobierno -a través de la regulación adecuada- crear un entorno en el cual las empresas se ven presionadas por sus competidores para innovar y reducir precios y pasar esos beneficios a los consumidores. Saben que si eso no ocurre, nadie tiene incentivos para innovar. En lugar de ser motores del crecimiento, las empresas protegidas y/o monopólicas terminan estrangulándolo.

· Por fin alguien lo reconoce: la competitividad está vinculada a la competencia. El crecimiento económico está ligado a la competencia. La innovación y por ende el dinamismo y la creación de empleos se desprenden de la...

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