Derechos humanos: La descomposición

AutorCésar Martínez

Casos emblemáticos de violaciones graves a los derechos humanos marcaron el sexenio de Enrique Peña Nieto, aunque la administración no empezó mal.

En diciembre de 2012, el recién estrenado gobierno federal entregaba el Premio Nacional de Derechos Humanos al padre Alejandro Solalinde, defensor de los migrantes. Y, unas semanas después, en enero de 2013, el Presidente promulgó la Ley General de Víctimas que había sido vetada por su antecesor, Felipe Calderón; esto permitió crear, con altas expectativas, la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas.

El Programa Nacional de Desarrollo y el Programa Nacional de Derechos Humanos fueron reconocidos por la sociedad civil, que participó en foros de consulta para diseñarlos.

Con ese respaldo, el entonces canciller José Antonio Meade acudió a Ginebra, Suiza, en octubre de 2013, para representar al Estado mexicano en su segundo Examen Periódico Universal (EPU), la evaluación más extensa que se hace a un país dentro del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

Ahí, Meade presumió: "las instituciones del Gobierno federal que hacen uso de la fuerza pública cuentan con protocolos que regulan y delimitan su actuación en un marco de pleno respeto a los derechos humanos. La atención a las víctimas de la delincuencia y de violaciones a derechos humanos es prueba de que México aborda la problemática de seguridad con un nuevo enfoque".

Pero llegó el 2014 y con él los casos más emblemáticos de violaciones graves a los derechos humanos: Tlatlaya y Ayotzinapa.

Para Maureen Meyer, directora del programa sobre México de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés), el caso de la desaparición de los 43 normalistas es emblemático no sólo por lo ocurrido la noche del 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero.

"Es un caso muy grave, también, por todo lo que siguió después: obstrucción de justicia, alegaciones de tortura, detenciones arbitrarias; creo que marca y revela mucho de los retos que tiene el gobierno federal en materia de derechos humanos; que sus propios agentes no solamente no están investigando los delitos de violaciones a derechos humanos, sino que también están perpetrando otros en sus investigaciones", planteó.

"El otro caso emblemático fue Tlatlaya, en cuanto a uso excesivo de la fuerza, por la documentación que existió de la ejecución extrajudicial de por lo menos 12 personas, y por la alteración de evidencias".

Después de Tlatlaya, en junio de...

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