Desafío a la partidocracia

AutorMarco Antonio Gómez Alcántar

Los partidos políticos siempre han estado dentro del puñado de instituciones cuyas actividades son absolutamente esenciales para el funcionamiento apropiado de la democracia representativa. A lo largo de la historia, éstos han creado identidades políticas, construido opciones electorales, reclutado candidatos, organizado elecciones, definido la estructura de las políticas legislativas y determinado las agendas de gobierno.

A comienzos del siglo XXI, los partidos se enfrentan a una serie de nuevos desafíos, muchos de los cuales no han sido ni anticipados ni abordados por buena parte de los investigadores, los consultores, los dirigentes o las propias instituciones. En realidad, lo que ocurre es que estas longevas organizaciones han sido forzadas a enfrentar estos nuevos retos, provocados por el avance mismo de la sociedad de la información.

¿Cuáles son esos nuevos desafíos que enfrentan los partidos? Algunos tienen su origen en los cambios sociales recientes. En muchos países, los niveles de afiliación a los partidos y a sus organizaciones afines han caído significativamente, cuestionando así la viabilidad que tuvieron en su origen las estructuras institucionales basadas en la participación de las masas. La clasificación misma de los partidos -por su ideología o por la base social que los compone- ha entrado en crisis: en un mundo donde los candidatos y partidos buscan evitar radicalizaciones para ganar la confianza del electorado, los ejes izquierda-derecha tienden a disolverse.

La nueva composición demográfica y económica también es uno de esos nuevos retos: la mayor participación de las mujeres en la fuerza de trabajo ha situado nuevas demandas en las agendas políticas y ha creado un nuevo electorado en busca de representación. Lo mismo pasa con los jóvenes y la insatisfacción de sus condiciones de vida. Incluso la migración -uno de los efectos colaterales de la globalización- ha llamado a los ciudadanos a integrarse a organizaciones políticas para manifestarse en pro o en contra.

Otros desafíos han aparecido como consecuencia de los mayores recursos que poseen los ciudadanos: al ser más educados, entran en conflicto con las ideologías tradicionales y provocan el incremento de la participación en los nuevos movimientos sociales (ONG, por ejemplo), los grupos de interés y formas no convencionales de participación.

Otros retos tienen sus orígenes en el desarrollo tecnológico. Los medios de comunicación han abierto nuevas vías para el...

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