Desaira la república diplomacia mexicana

AutorRafael Estrada Michel

En enero de 1825, el Ministro de Su Majestad británica George Canning envió a Henry G. Ward una serie de observaciones que debía contemplar al acercarse al Gobierno mexicano para "evitar ciertos pequeños inconvenientes que pueden presentarse en las relaciones diplomáticas de los dos países".

El representante inglés llegó a México autorizado para suscribir, con la administración del Presidente Guadalupe Victoria, un tratado "que coloque sobre una base regular y permanente las relaciones comerciales" existentes entre Gran Bretaña y México.

Entre las "observaciones" de Canning hay una que llama en especial la atención: la que recordaba a Ward que sus poderes le facultaban para "concluir y firmar un tratado con el 'Estado' de México", pues, si bien se reconocía que tal "Estado" había asumido "el título de República", no estaba de más señalar en su momento a los plenipotenciarios mexicanos "1°. Que la palabra 'Estado' es un término genérico, que comprende todas las formas y modificaciones del Gobierno popular; 2°. Que ha sido adoptado con el fin expreso de que no parezca que la forma peculiar de la 'República' mexicana es la razón o motivo de nuestro reconocimiento que descansa sobre fundamentos bien distintos y que seguramente habría sido prestado con no menos voluntad a un Gobierno monárquico o mixto que a uno Republicano; 3°. Que los Estados Unidos de América nunca han considerado necesario exigir que se les designe en documentos diplomáticos como una 'República'; y 4°, que deseando, como lo hacemos sinceramente, que el ejemplo que ahora ofrecemos será seguido a su debido tiempo por otras Potencias de Europa, consideramos sumamente conveniente por el bien de México mismo, que no se ponga ningún obstáculo innecesario a tal resultado por la simple razón de un término que carece de importancia para cualquier fin práctico".

Lo que en realidad sucedía es que el Ministro no descartaba la posibilidad de dar una salida monárquica al proceso que, más temprano que tarde, habría de conducir al reconocimiento de la independencia de la nación mexicana.

Canning observaba como factible que la casa reinante española mandara a uno de sus miembros a gobernar la América Septentrional independiente -como lo habían propuesto varias voces mexicanas en las ya lejanas Cortes españolas (1820-1823) o como se había estipulado en el Plan de Iguala (1821), con el que México consiguió su independencia.

De momento, con una España gobernada por un Fernando VII reacio a...

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