Del descorche al encorche

AutorCarlos Borboa

Ligado con la producción de vinos desde tiempos inmemoriables, el corcho, extraído de la corteza del alcornoque, enfrentó por muchos años una crisis.

Porosidad excesiva, fisuras que resultaban en filtraciones y presencia de tricloroanisol (TCA), gas contaminante que confiere olor y sabor a corcho, fueron defectos que llevaron a miles de vinícolas a abandonarlo.

Hoy, gracias a programas de investigación y desarrollo, los tapones de corcho natural son nuevamente un aislamiento seguro para vinos tranquilos, espumosos e incluso bebidas espirituosas.

"Desde almacenamiento de cortezas en condiciones apropiadas, hasta procesos de corte que reducen la presencia de contaminantes, se cuentan entre las estrategias para garantizar su calidad.

"Las tiras de corcho se someten a remoción de manchas amarillas, remojo en soluciones desinfectantes y lavado con vapor, método que elimina hasta el 99.5 por ciento del TCA", explica Paulo Lopes, responsable de investigación y desarrollo de Amorim & Irmãos.

A través de sistemas de blanqueamiento y recubrimientos de grado alimenticio, los tapones elaborados con la corteza del alcornoque pueden entrar en contacto con destilados como vodka, pisco, mezcal y tequila, entre muchos otros, sin alterar sus cualidades.

MATERIAL SUSTENTABLE

Contrario a lo que se piensa, la producción de corcho para la industria vitivinícola juega un papel importante en la conservación ambiental de muchas regiones en Portugal, España, Francia, Italia y el norte de África.

Los montados (bosques de alcornoque), de donde se extrae, se cuentan entre los 35 ecosistemas más importantes, a la par de la Cuenca Amazónica, las sabanas de África y las selvas de Borneo.

La producción...

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