Descórchese en caso de festejo

AutorÁngel Rivas

Un año más está por concluir y en los festejos para recibir con bombo y platillo al venidero las pesadas botellas de vino espumoso ocupan un lugar preponderante.

Ciertamente las de la champaña son las burbujas más socorridas en celebraciones y festejos, pero no por eso las únicas.

En cada país productor de vinos y hasta en la misma Francia -cuna de la champaña- se manufactura algún espumoso. Alrededor del mundo puede encontrarse una variedad con diferentes matices, elaborada de muy variadas cepas y para todos los bolsillos.

La tradición se remonta unos cuantos siglos atrás y se ubica en el mapa de Europa. Se dice que fue el monje benedictino Dom Perignon quien descubrió las burbujas que aparecían en los vinos y se obsesionó con atraparlas dentro de la botella.

Entre 1668 y 1715, mientras pasaba los días en un convento al norte de Francia, Perignon desarrolló y perfeccionó el método. El espumoso fue bautizado con el nombre de champaña por provenir de la región de Champagne.

Desde 1927 la manufactura de este vino tan célebre está regida por una Denominación de Origen, que delimita desde la zona geográfica y las uvas -una champaña siempre se elabora con Pinot Noir, Pinot Meunier y Chardonnay- hasta los procesos de su doble fermentación.

La única excepción en cuanto a la mezcla de cepas es la champaña rosé.

"La versión rosé en principio es una champaña blanca a la que se le agrega una pequeña cantidad de tinto Bouzy -elaborado en un pueblo homónimo dentro de la región- que proporciona aromas y sabores de frutos rojos o casís", explica Jerome Seignon, director de Moët Hennessy México.

Fiebre por las burbujas

Fuera de la denominación de origen Champagne se elaboran diversos espumosos con el mismo método y, en muchos casos, con uvas idénticas; sin embargo la legislación no les permite llamarse champañas. Se les conoce como crémants.

Famosa por sus cepas blancas, Alsacia es una de las regiones francesas más sobresalientes en la producción de espumosos. Y cruzando su frontera norte, ya en tierras germanas, puede degustarse la burbujeante versión alemana llamada sekt.

"A inicios del siglo 19, algunos jóvenes empresarios alemanes se sintieron atraídos por los paisajes de Champagne y emigraron hacia esa región para involucrarse en su producción", cuenta Margit Hanneder, importadora de vinos alemanes sobre el origen de algunas marcas como Krug, Bollinger o Mumm.

"Pero después nació la idea de replicar la producción en el territorio alemán. Este espumoso se elabora con uvas de las 13 regiones germanas, pero resaltan la Riesling, Pinot Blanc, Pinot Gris y Pinot Noir. Algunas bodegas se ubican junto a los ríos Rhin y Mosela".

Otro de los espumosos más conocidos alrededor del mundo es el cava, elaborado sobre todo en la región de Penedès, en Cataluña.

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