Descubra la Ciudad de México

Las voces de nuestros ancestros transmitieron la leyenda de generación en generación: una tribu de nómadas del reino de Aztlán encontró en un islote del lago de Anáhuac un águila que, parada sobre una nopal, devoraba una serpiente. Ahí, el 18 de julio de 1325, se fundó la Ciudad de Tenochtitlán. El Iztaccíhuatl y el Popocatépetl, majestuosos volcanes, fungieron como mudos testigos del acontecimiento.

La ciudad acaparó poder y esplendor, sus antiguos moradores edificaron obras que los colonizadores españoles miraron maravillados. Hoy sólo es posible imaginar aquella fantástica urbe gracias a los vestigios prehispánicos del Templo Mayor y Tlatelolco, además del Museo Nacional de Antropología e Historia.

Tras la conquista de 1521, la ciudad fue arrasada y sobre sus restos se construyó una nueva ciudad totalmente distinta a la capital azteca, aunque de igual belleza. Tanto Cortés como todos los virreyes de la Nueva España hicieron levantar templos y otros edificios magníficos. Hoy en día abundan los ejemplos, entre los que destacan la Catedral Metropolitana, joya del barroco americano, y el Palacio Nacional, sede del Poder Ejecutivo de la Nación. Ambos se localizan en los alrededores de la Plaza de la Constitución o Zócalo del primer cuadro capitalino.

En el periodo colonial, la ciudad era ya la más grande del continente. Posteriormente, a partir de su primer cuadro original, la urbe comenzó a abarcar una extensión cada vez mayor. De esa etapa podemos apreciar actualmente, en el oriente capitalino, el Antiguo Santuario de la Virgen de Guadalupe, que ahora comparte terreno con la Nueva Basílica; al sur, lo que fuera la Villa de Coyoacán; y al norte un gran número de santuarios e iglesias.

Fue cerca del inicio de la Guerra de Independencia (1810-1821)cuando el desarrollo urbano, antes planificado, se volvió anárquico, aunque no por ello se dejaron de edificar construcciones hermosas: el Palacio de Minería y el Castillo de Chapultepec datan de ese periodo. Durante el segundo Imperio, siglo XIX, se registró el trazo y apertura de la entonces llamada Calzada del Emperador, hoy conocida como Paseo de la Reforma, una de las calles emblemáticas de la capital de México. La ciudad continuó creciendo de forma moderada.

La Revolución de 1910, que tuvo como fin terminar con la dictadura del general Porfirio Díaz, detuvo todo crecimiento citadino. Al triunfo revolucionario, en...

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