Desentraña la violencia
| Autor | Israel Sánchez |
Con bazucas y rifles de asalto, dos grupos se baten brutalmente en una carretera rural en la remota región del Cauca. Una zona de guerra y varios muertos en la que, posteriormente, parece no haber ocurrido nada. ¿El único testigo? Un niño de etnia nasa que vio todo desde un árbol.
Ante el silencio de los pobladores locales, y el carpetazo de las autoridades -claramente manipuladas-, la verdad sólo puede salir a la luz a través de una periodista, un fiscal de origen indígena y una ex guerrillera de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Así arranca Será larga la noche (Alfaguara), la más reciente obra de Santiago Gamboa (Bogotá, 1965). Una novela negra que explora el rostro salvaje que prevalece en el país en la era posterior al acuerdo de paz con las FARC.
"El acuerdo en Colombia fue como una segunda independencia. Es decir, nosotros empezamos a descubrir que, cuando se quitó ese manto de violencia que era la guerra contra las FARC, debajo había otros pequeños conflictos", detalla en entrevista el autor.
"Nos desacostumbramos a la violencia, pero sigue habiendo narcotráfico, paramilitarismo, ataques armados. Yo quise hacer una novela en donde se mostrara un poco la sorpresa ante esa situación".
Mas no sólo eso, pues la novela también aborda un fenómeno que, a decir suyo, es de vital importancia tanto en su patria como a lo largo de América Latina: "La influencia terrible de las iglesias evangélicas", subraya.
"Me atrevo a decir que, en Colombia, las iglesias evangélicas se están convirtiendo en un problema de seguridad nacional; están acabando con la democracia. Ya lo vimos en Brasil: (Jair) Bolsonaro fue elegido, entre otras cosas, con su apoyo.
"Ese mundo es uno donde también opera la corrupción, la violencia; donde opera la prostitución. Yo quise retratarlo a través de dos personajes y una realidad cruda", comparte el también autor de Perder es cuestión de método y Necrópolis.
Así, la periodista Julieta Lezama, una mujer en la que convergen un férreo instinto maternal y una pasión bestial que bufa con más fuerza a cada trago de gin tónic, y su joven asistente Johana Triviño, antigua guerrillera experta en armas y táctica militar, auxilian al fiscal Edilson Jutsiñamuy a descifrar las vicisitudes de un ataque propio de los cárteles más violentos.
Una investigación que las lleva lo mismo por las calles de Cali y Bogotá que por las montañas, planicies y...
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