Devela la pátina de la historia

AutorEsther González Jacques

Desde cualquier punto de la ciudad destaca la torre del Templo de San Nicolás; la intensidad del color negro que cubre sus paredes atrae la atención de los curiosos que la rondan; al acercarte a la edificación, una placa explica lo que tus ojos percibieron; no se trata de un material oscurecido para la construcción sino del tono al que tornó tras el bombardeo de 1943, después del cual quedó incinerada.

Los restos se conservaron intactos, tal y como quedaron ese fatídico día, como un monumento para recordar a los 30 mil alemanes civiles (5 mil de ellos niños) que murieron aquel 24 de julio cuando la zona quedó devastada por el ataque aéreo más violento que emprendieron los aliados del Reino Unido durante la Segunda Guerra Mundial.

Al atravesar el pórtico e ingresar al interior de la otrora iglesia se distinguen muros destrozados carentes de techo; sólo la torre principal, encargada de atraer a los visitantes para que conozcan la historia de una sociedad que cayó en desgracia, se mantiene firme.

Con 75 metros de altura, la cima es ahora un mirador desde el cual se aprecia la paz que abunda en este núcleo urbano; para llegar a la cúspide pagas tres euros (alrededor de 42 pesos) y subes en un elevador de cristal que permite observar las fracturas internas de la torre mientras asciendes.

Las puertas del ascensor abren y te encuentras en una pequeña estancia de cuatro por cuatro metros con ventanales enrejados desde los cuales contemplas cómo transcurre la vida en esta localidad; al norte, con el ayuntamiento, suceden las actividades políticas; al sur las comerciales con el puerto marítimo.

Desde lo alto la ciudad se muestra con poco tránsito; construcciones de ladrillo que provocan un entorno rojizo y puentes con vigas de acero y enormes tuercas que resaltan su fortaleza al soportar el peso de los automóviles que los cruzan.

En las avenidas, algunas personas caminan apresuradas, otras comen de pie en un mercado sobre ruedas del área, otras se transportan en bicicleta y algunas otras marcan el cambio de sentido de las escaleras eléctricas que los subirá a un puente peatonal.

Pero esto no es lo único que se distingue desde arriba; la estancia en la que se encuentra el visitante contiene las fotos tomadas días después del ataque aéreo, y con esto, desde las ventanas se comparan los estragos de la guerra (en la imagen), con la modernidad que ahora evidencian los nuevos inmuebles.

Entonces distingues cómo el pasado y el...

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