Diario de fatigas / Cerca-lejos de Oriente

AutorChristopher Domínguez Michael

En Nueva Delhi, a la que Octavio Paz llegó como embajador de México en 1962, el poeta se imantó de la cultura de la India al grado de convertirse no en un erudito, sino en algo más difícil de conseguir: en un hombre de casa. Yo fui testigo de su huella: pocos años después de su muerte, en 2002, presencié, en una universidad india, las discusiones que Vislumbres de la India (1995) provocaba entre los pandits. Rebatido o exaltado, lo colocaban en la mejor de las compañías, junto con Max Müller, el gran mitólogo alemán que organizó, en el Occidente del siglo XIX, el conocimiento de la India. Y es que el escrutinio paziano abarcó el oscuro origen ario de los indios, la increíble, por fecunda, convivencia entre el budismo y el hinduismo, la universalidad de Nagarjuna, el papel del islam, las controversias monistas y dualistas entre las seis principales escuelas de la filosofía tradicional, el paralelo entre el arte del subcontinente y el medievo cristiano, la independencia de 1947 y sus héroes, el sublime, sensual y "barroco" arte erótico de la India, tal cual se muestra en Khajarao o Konarak, testimonio de la única civilización que ha creado, dijo Paz, "imágenes plenas y cabales de lo que es el goce terrestre". Estaban locos o ciegos, concluía, los filósofos y orientalistas que vieron en el budismo un nihilismo negador de la vida.

Los poemas de "la obra india", como lo cree Rachel Philips, ¿produjeron una amalgama al fundir con la metafísica brahmánica y budista el temperamento del poeta que venía de graduarse en el surrealismo? El tema sigue abierto. Buscando "la otra orilla", la armonía de los opuestos y profundizando en el tantrismo, la India, sobre todo la budista, traspasó la superficie en su obra y penetró hasta producir una "manera mítica" -la expresión es de Philips- tan importante como la dejada previamente por la mitología prehispánica.

Eliot Weinberger explica cómo el diálogo entre México y la India (Oriente/Occidente) se convierte en una identidad Oriente/Oriente en la cual se encuentran, quizá, los mayas y el budismo. Paz cumple, dice quien también ha sido el traductor de su poesía al inglés, no sólo con la profecía contenida en el japonesismo de Tablada, uno de sus maestros, sino con una misión de toda la vanguardia. Oriente, había sido entrevisto por Paz por primera vez en 1951 durante una misión diplomática a Nueva Delhi y Tokio, sosegó su ansiedad de romántico. Es probable que el poeta, como lo supone Weinberger, haya...

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