Diario de fatigas / Sobre el ensayo

AutorChristopher Domínguez Michael

Decía José Gaos que el ensayo es el género hispanoamericano por definición, aquel que en España y en América Latina (pues para él lo hispanoamericano toca ambas orillas) ha sido cultivado con mayor esmero y originalidad. Ensayos como El sentimiento trágico de la vida, Meditaciones sobre el Quijote, Radiografía de la Pampa, El laberinto de la soledad o El pecado original de América representan fielmente el carácter creativo, deliberante, asistemático y libre del pensamiento hispanoamericano. Hay quien dice -y aquí, contra Gaos, debe ser convocado Emilio Uranga, su diablo, como abogado del diablo- que esa predilección ensayística nuestra oculta y al ocultarla, la justifica, la debilidad de la teoría, la pobreza de la filosofía, en español. No pudiendo pensar, hacemos como que pensamos, es decir, ensayamos.

Los fundadores de la moderna literatura de México fueron todos ensayistas, desde el breve Julio Torri al torrencial José Vasconcelos, pasando por el enciclopédico Alfonso Reyes y el arrogante Martín Luis Guzmán, de los cuatro, este último, el menos conocido como ensayista. Esta cuarteta de ensayistas escribió algunas piezas magistrales del género, como es el caso de "Aristarco o anatomía de la crítica" (1941), "De la noble esterilidad de los ingenios" (1917), "La séptima sinfonía de Beethoven" (1918) o "Diego Rivera y la filosofía del cubismo" (1920). No es casual que algunos de estos ensayos aparezcan en El ensayo mexicano moderno (1958), la antología, todavía muy útil, de José Luis Martínez. La generación siguiente, la de los poetas de la revista Contemporáneos, cultivó, también brillantemente, el ensayo, como lo hicieron, más "moderno", Salvador Novo con "En defensa de lo usado" (1938) y, más beligerante, Jorge Cuesta, con "El clasicismo mexicano" (1934). Mientras que en el siglo XIX falta la tranquilidad (o la expectación morosa) que el ensayo requiere, en la segunda mitad del XX, la literatura mexicana se puebla de ensayistas. Martínez, en el prólogo de la antes citada antología, distingue 10 tipos de ensayo: como género de creación literaria, como brevedad poemática, como fantasía, ingenio o divagación, como ensayo-discurso u oración doctrinaria, como ensayo interpretativo, como ensayo de crítica literaria, como ensayo expositivo, como ensayo-crónica o memorias y como ensayo breve, periodístico.

Octavio Paz, por ejemplo, escribió ensayos notabilísimos en casi todas las categorías (quizá demasiadas) que ofrece Martínez. De Paz yo...

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