Diario de fatigas / Hannah y Mary

AutorChristopher Domínguez Michael

Continuaba yo escribiendo estas páginas sobre Mary McCarthy cuando tuve la oportunidad de ver la película de Margarethe von Trotta sobre Hannah Arendt (2012), con Barbara Sukowa en el papel de la filósofa judía alemana. Desde el principio aparece Mary interpretada por Janet McTeer, en mi opinión más guapachosa y liviana de lo que ella debió ser en la realidad, pero en su papel como la mejor amiga de Arendt.

Hannah tuvo en la escritora estadounidense a una alumna aplicada bien dispuesta a tomar con ella informales lecciones de filosofía por correspondencia y a la albacea literaria que puso a punto The Life of the Mind (1978), libro póstumo, a una generosa anfitriona que le acabó de abrir a la expatriada las puertas de "la familia" de escritores neoyorquinos, la mayoría de ellos judíos, algunos de los cuales la repudiaron tras el reportaje filosófico resultante del juicio del genocida nazi Adolf Eichmann en Israel -tema central de la película de Von Trotta- al cual Arendt, enviada por The New Yorker, acudió.

Se bromeaba con que Hannah, sólo ocho años mayor que ella, era la reaparecida abuela judía de Mary. Jugó, sin duda, el papel de hermana mayor y para entenderlo basta y sobra con leer Entre amigas. La correspondencia entre Hannah Arendt y Mary McCarthy (1995), las cartas cruzadas entre 1949 y 1975. Arendt, por su parte, llegó a Nueva York, nimbada por su privanza con Heidegger y Jaspers, haciendo sentir a los intelectuales de Nueva York rústicos y provincianos. Si la función del intelectual es pensar y no consolar -tal cual lo dijo Jesús Silva Herzog a propósito de la película de Von Trotta, que no le gustó del todo- es indiscutible afirmar que Arendt fue una de las presencias decisivas del siglo pasado, por encima de otros que gozan de mayor renombre quizá porque lo embrollaron todo. Arendt puso sobre la mesa dos temas capitales: el totalitarismo y la banalidad del mal. En el primer caso, aunque no fue la primera en hacerlo, al equiparar en Los orígenes del totalitarismo (1951) al régimen soviético y al nazismo, los supuestos enemigos irreconciliables, Arendt le cambió la cara al siglo. Todo cobró su horrendo sentido, con esa lúcida equiparación difuminando luz sobre las tinieblas.

Abierto el camino, mucho se ha avanzado desde entonces y en no pocos aspectos, el libro ha sido rebasado. Uno de ellos es que, esposa de un antiguo comunista alemán (Heinrich Blücher), Arendt se obstinó, como buena parte de los heterodoxos de su generación, en...

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