Dice adiós un nacido para triunfar

AutorMónica Martínez

El Volskawagen creado para el pueblo, rompió con el esquema de la estética automovilística, un proyecto apoyado por Hitler que le sirvió para ganarse votos, llegó al campo de batalla, y ha sido capaz de enamorar a muchos y adaptarse a diferentes épocas, parece haber perdido su fuerza para competir con el mercado de autos compactos y por eso dice ¡adiós! este año.

Líneas curvas adelante y atrás, parabrisas completamente vertical, un pequeño medallón trasero y en posición muy alta, motor de 26 caballos enfriado por aire montado sobre el eje posterior, son características del volkswagen.

Un modelo que parecía poco aerodinámico y bastante radical para las concepciones de la época después de la Primera Guerra Mundial, acostumbrada a los autos grandes, vistosos y de acceso exclusivo para las clases privilegiadas.

Vaya, disparatada idea del alemán Ferdinand Porsche, padre del cariñosamente llamado 'Vochito', de producir un carro pequeño y para todos: un auto del pueblo (volkswagen, en alemán).

Decenas de años y dificultades sortearía el Sedán antes de ver la luz en el garage de Porsche en Stuttgart, Alemania, en 1934, cuando Hitler apoyó el proyecto y echó su suerte al aire con la puesta en marcha de su fabricación.

Un adaptado a diferentes épocas

Al estallar la Segunda Guerra Mundial los autos Volkswagen debían ser útiles para el combate. Surgieron pues el Kubelwagen, un vehículo meramente militar, y el Schwimwagen, un anfibio del que el 'Vochito' algo habría de heredar.

Pero su raro e inusual aspecto seguía provocando escepticismo en el mundo automotriz, no se le daba valor a aquel "escarabajo" que encima tenía el toque creativo del Fürher. El mismísimo Henry Ford lo despreció cuando el entonces director de Volkswagen intentó vendérselo tras la guerra.

Contra cualquier pronóstico, el "Vochito" se impuso, supo adaptarse a las épocas, continúo superando pruebas y cada año evolucionó. Desde sus salpicaderas y calaveras, pasando por los interiores y hasta la diversificación de sus colores han sido muestra de los cambios para superarse.

No sólo gustó y vendió y vendió unidades, sino que también se ganó el corazón del público. Lo suficiente para que en la década de los 50 las agencias Volkswagen tuvieran listas de espera hasta por seis meses, se fabricaran ediciones especiales y hoy sea de colección. Lo nunca visto. La vochimanía es una muestra clara que el "auto del pueblo" nació...

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