Dificultades a la vista

AutorDavid García

Existe una enfermedad degenerativa de los ojos que en estos momentos no puede ser tratada por completo con cirugía. Se trata del queratocono, una deformidad de la córnea que afecta a 1 de cada 2 mil personas, aproximadamente.

La palabra queratocono significa córnea cónica. En los ojos afectados, la capa superficial que está sobre el iris toma la forma de un cono. Esto distorsiona la vista tal y como sucedería si se mirara a través de un vidrio con textura irregular.

El primer síntoma de la enfermedad puede ser una falla en la visión, y generalmente aparece durante la adolescencia, para agravarse en las siguientes décadas. Pero como no suele haber enrojecimiento o inflamación, a veces pasa inadvertida durante largo tiempo.

Los pacientes deben usar lentes de contacto rígidos, diseñados especialmente para lograr un buen ajuste, que por el momento son la mejor opción para que la deformidad no progrese con rapidez.

En la mayoría de los casos, se puede manejar la enfermedad de esta manera indefinidamente. Otra posibilidad es un procedimiento quirúrgico que consiste en insertar unos anillos alrededor de la córnea para tratar de desaparecer la forma de cono.

En el caso de los lentes, algunos pacientes no los toleran porque el queratocono les ha dejado cicatrices o es demasiado pronunciado.

La solución para ellos puede ser un trasplante de córnea, que sin embargo conlleva el riesgo de que el cuerpo la rechace, aunque las probabilidades son bajas ya que no intervienen tejidos venosos.

El láser no debe aplicarse en ningún paciente que tenga sospecha de padecer queratocono, porque este método adelgaza la córnea y acelera el proceso degenerativo.

No se sabe a ciencia cierta la causa, pero se cree que se puede relacionar con alergias, desórdenes artríticos, frotado constante de los ojos, uso inapropiado de lentes de contacto o factores hereditarios.

El testimonio

Juan Pablo Groenewold, paciente que necesitó someterse a un trasplante de córnea tras ser afectado por el queratocono, relata su experiencia.

"A unas horas de la entrega de mi examen final de televisión en la universidad, había sólo dos opciones: la cámara de vídeo tenía algo mal o yo era el que necesitaba algún ajuste en el ojo... en realidad, yo tenía un problema de visión.

"En el 2000 fue cuando por primera vez me di cuenta de mi problema de queratocono, y fue a través de la mira de la cámara que me cayó el veinte. Las imágenes se veían con un 'fantasma', y no había poder humano o tecnológico...

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