EN EL DINERO / La efímera fortaleza del peso

AutorJoel Martínez

A partir de enero, y hasta mediados de marzo, el precio del dólar observó varios altibajos; aunque se mantuvo entre un piso de 18.30 y un techo de 18.90 pesos.

Pero justo a finales de marzo se filtró información sobre una pronta firma del Tratado de Libre Comercio (TLC 2.0) y entonces el precio del dólar cayó de 18.44 pesos en el mercado interbancario el 28 de marzo a 17.95 el martes 17 de abril.

Esta nueva versión de un súper peso tuvo una vida efímera, ya que una semana después, durante la jornada del miércoles 25 de abril alcanzó los 19.14 pesos.

Le costó meses al tipo de cambio lograr un canal de baja que lo acercara a los 18 pesos, pero la fiesta le duró sólo cinco días hábiles.

El fondo del por qué el peso se "ha hecho agua" está en el rally alcista que han tenido las tasas de los treasuries en Estados Unidos.

Este rally ha sido muy violento, pues el treasury de 10 años saltó de 2.82 por ciento el 17 de abril a 3.03 el día de ayer.

Lo que anticipan las tasas de Estados Unidos es que ¡ahí viene la inflación!

Los precios de las materias primas han tomado otra oleada alcista en las últimas dos semanas, aunque esta tendencia viene desde junio de 2017.

Específicamente, de junio del año pasado a la fecha, los precios del petróleo WTI han subido 62 por ciento, el níquel 58, la gasolina 50 y el aluminio 23, entre otros.

Ya de entrada esto avizora una posible inflación de costos para las empresas, lo que los economistas llaman un choque de oferta.

Esto se ha juntado con un proceso de franco sobrecalentamiento de la economía de Estados Unidos: tiene pleno empleo y casi nula capacidad ociosa en sus empresas.

Los llamados indicadores adelantados, el ISM manufacturero y el de servicios, están mordiendo los 60 puntos, arriba de cuyo nivel se considera que una economía se está sobrecalentando.

El mercado de viviendas está en pleno boom, los precios ya superaron los niveles de 2007.

Así que en cualquier momento reaparece el fantasma de la curva de Phillips, es decir, que el pleno empleo finalmente destape un aumento fuerte de salarios.

Esto incrementa la masa salarial que se traduce en compra de bienes y servicios, o sea, inflación de demanda.

Este combo que se está gestando es muy peligroso, de cara a que la próxima semana en Estados Unidos se reportan varias cifras vitales:

--La nómina no agrícola, en dónde además de los empleos creados y la tasa de desempleo, se anuncia el crecimiento de los salarios.

--La inflación del gasto al consumo, que es la...

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