DISCULPE LAS MOLESTIAS... / México bajo la lluvia

AutorJulio Trujillo

Encabezo esta columna con la frase que Vicente Rojo usó para titular una serie célebre de cuadros que representan su visión de este país, y de esta ciudad en particular, bajo el agua estacional.

Y eso comprueba que aquí siempre ha llovido. Ya mucho antes, Efraín Huerta (que el año que entra cumple cien años de nacido) escribió: "Sucede / que por aquí / nada sucede / sino la lluvia / lluvia / lluvia / lluvia..." y Ramón López Velarde, antes aun, hablaba de una "lluvia terca" que impedía sacar los ataúdes a las calles.

En efecto: llueve siempre, más o menos puntualmente. No creo que nadie esté dispuesto a discutirlo. Entonces, ¿por qué parece, cuando comienzan a desplomarse las gotas sobre la ciudad de México, que es la primera vez que nos enfrentamos a un fenómeno así? Nos ponemos nerviosos, nos desquiciamos, nos encharcamos, nos inundamos, nos embotellamos y, sobre todas las cosas, nos mojamos.

Leí un tuit de una amiga gringa: "Hoy descubrí algo de los defeños: si no sacan paraguas, creen que no va a llover". Exacto: frente a los avances de la meteorología, seguimos confiando en el esoterismo de la voluntad. No salir con un paraguas a la calle en temporada de lluvias es ya una improvisación que nos define, como si el agua fuera una excepción y no una pauta. Los mayas estarían escandalizados.

Leo en la prensa: "Para esta temporada de lluvias, que es más intensa de mayo a agosto, el Sistema de Aguas tiene contabilizados 90 puntos susceptibles de encharcamientos y anegaciones en la ciudad, con niveles de agua de 10 centímetros, en vez de los 30 que se registraron en años pasados". Está muy bien tenerlo contemplado, pero ¿por qué no garantizamos, con tubos y coladeras y desagües, que no haya 90 puntos susceptibles? Ya sé que Aztlán se construyó sobre una laguna, y que se requiere un...

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