Distrital, la pantalla alternativa

AutorRafael Aviña

Las últimas semanas -de mayo a junio- han sido importantes para el cine mexicano, en particular para ese otro cine nacional generalmente oculto, casi clandestino, arrumbado en los peores horarios de cartelera o enclaustrado en espacios denominados de "arte y cultura". Ese otro cine mexicano menospreciado casi siempre por instituciones anquilosadas y oficialistas, como la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas o la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica y del Videograma (CANACINE), organismos que no ven cine, siempre dispuestos a autopremiarse y poco propensos a estimular un cine diferente y propositivo, a los que les urge renovación y sangre nueva.

Ese otro cine mexicano desconocido y poco impulsado por nuestros senadores y diputados, cuya mira está puesta en las cintas nacionales que llaman la atención en festivales extranjeros de peso y no es que ello sea malo: este año por ejemplo, surgieron trabajos muy rescatables, como la exitosa Abel, de Diego Luna, o Año bisiesto, de Michael Rowe, que ganó la Cámara de Oro en Cannes. A aquellos les toca pelear verdaderamente por una política justa de exhibición para nuestro cine, sobre todo para esas otras obras nacionales que carecen de espacios y trato cabal por parte de los exhibidores.

En ese panorama, en el que coincide el nombramiento del biólogo y cineasta Iván Trujillo como cabeza del próximo Festival de Guadalajara, cuya experiencia de años como director de la Filmoteca de la UNAM y su entusiasmo por un cine nacional distinto serán fundamentales para renovar a ese monstruo difícil de controlar, caracterizado por la presencia de grupos o mafias. A su vez, la exhibición en varias sedes de la cosecha 2010 del CUEC, y el estreno fugaz de un filme atractivo, bien realizado y poco apreciado como Euforia, de Alfonso Corona, realizador de la muy interesante Extraños caminos (1993). En medio de ello, surge un nuevo proyecto de cine nacional alternativo reunido en un concepto llamado Distrital. Semana de Cine Mexicano y Otros Mundos, bajo la batuta de Paula Astorga, que logró reunir más de 30 cintas mexicanas de estreno, programadas por Lorenza Manrique, y varios títulos internacionales en siete distintas sedes dentro de la Ciudad de México.

Un evento cuyo principal mérito fue la sobriedad, en un afán por convertir a ese otro cine mexicano en la estrella del festival. A diferencia del fenecido Festival Internacional de Cine Contemporáneo de la Ciudad de México (FICCO)...

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