Dos Méxicos

AutorMartha Martínez

Adriana Gabino lleva más de tres horas afuera del centro de salud de Ixtapan del Oro, en el Estado de México. Llegó desde las 8:00 horas para renovar la póliza que la acredita a ella y a sus dos hijos -Samuel de 14 años y Víctor de 3- como beneficiarios del Seguro Popular, y deberá esperar un rato más para concluir el trámite.

Para esta madre soltera que cursó hasta tercer año de primaria, la escena es familiar, pues cada vez que alguno de sus hijos enferma, la travesía es la misma: levantarse muy temprano, viajar una hora hasta el centro de salud y esperar entre dos y tres horas para ser atendida.

Habitante de un municipio que, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, tiene un Índice de Desarrollo Humano similar al de Siria (0.585 de un total de 1), Adriana sabe que el Seguro Popular no le garantizará el acceso a servicios de calidad, pero se aferra al programa social porque, dice, es mejor que nada.

En Ixtapan del Oro hay infraestructura para dotar a sus habitantes -la mayoría indígenas- de servicios de salud y educativos; pero el acceso es restringido debido a la falta de personal médico e insumos.

Cuando se afilió al Seguro Popular, a Adriana le prometieron que tendría acceso a doctores, medicamentos e incluso ambulancias, en caso de emergencias.

La realidad es otra. Aunque las estadísticas oficiales indican que la población sin acceso a servicios de salud en Ixtapan del Oro bajó de 15 a 3 por ciento, en el centro de salud de la localidad no hay médicos, obtener medicinas es cuestión de suerte y, cuando los pacientes no tienen recursos para comprar los medicamentos, tienen que esperar hasta seis meses para que éstas sean surtidas.

"Te dan la receta, pero tú pasas a veces a farmacia y te dicen que no hay nada, y si te sientes tan grave tienes que comprarlo con tu propio dinero o esperar, y si te esperas y no hay y no hay, no te queda más que comprar o conseguirlo tú solo, de tu propio bolsillo", se queja.

El uso de las dos ambulancias de esta comunidad de poco menos de 6 mil 800 habitantes es otro servicio al que los pobladores no tienen acceso.

"Aquí, el doctor les dice que los va a llevar, pero tienes que ir con el presidente municipal a pedir el transporte para que ayude con la ambulancia, si él está bien, lo autoriza y si no, te lo niega. ¿Cómo le haces? Tienes que conseguir dinero para conseguir un carro particular que te lleve", relata.

Adriana habita una casa de techo de láminas de cartón, sin acceso a...

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