El 'dueño' de Chapultepec

AutorPablo Esparza

Más de 40 años tuvieron que pasar para que Don Nacho Trelles, leyenda del futbol mexicano, regresará a Chapultepec, ese sitio en el que creció y en el que se encontró con viejos amigos como el "Sargento" y nuevos habitantes en la forma de rascacielos.

El legendario entrenador cumple hoy 99 años y al igual que el ahuehuete más longevo del Bosque, plantado por Nezahualcóyotl a petición del emperador Moctezuma en 1460, Don Nacho expresa su gusto por seguir viviendo.

"El 'Sargento' se murió antes que yo, caray, sin embargo está retoñando, se niega a morir", habla con una voz ya melancólica, de un largo camino que inició desde su partida en tren de Guadalajara para quedarse para siempre junto a los Viejos del Agua, los ahuehuetes de la Ciudad de México.

Al descender del auto que lo llevó de vuelta a Chapultepec, Don Nacho coloca sus manos con fuerza sobre el tubular de la andadera con la que se ayuda para caminar, levanta la vista y pregunta, "¿qué es eso?"... Son los nuevos árboles de concreto del cielo de México, la Torre Mayor y Torre Bancomer, que nunca había visto.

Trelles se dirige a la primera vista de la ciudad, al Paseo de la Reforma, contempla por un par de minutos el paisaje brumoso de una ciudad que ha cambiado tanto como los balones de gajos con los que inició su carrera como jugador en 1934 con los Electricistas del Necaxa.

"El bosque era nuestro en esos tiempos, incluso el Castillo, subíamos corriendo por la parte de atrás, por el cerro, no por las escaleras, todavía a los 30 años andábamos de vagos con los amigos, había una cancha de básquet y futbol donde está ahora Guardias Presidenciales", relata el aún activo consejero del Cruz Azul.

Trelles llegó a la edad de 8 años para vivir toda su vida junto al Bosque de Chapultepec donde aprendió a jugar y a patear sus primeros balones con los vecinos de las colonias adineradas que eran los que llevaban el balón.

"Había dos barrios, donde vivían españoles, ingleses y mexicanos ricos, nosotros vivíamos pegados a esta colonia, no éramos tan ricos, clase media, pero nos llevábamos muy bien. Ellos se iban a jugar el fin de semana con el Asturias, con el España y con el Germania y nosotros con el Atlas, México Excélsior, las dos zonas, vivíamos pegados, la de los ricos y los pobres", comenta el hombre que fue parte del nacimiento del futbol mexicano.

Don Nacho toma asiento en una de las bancas del Castillo, su hija Maru le ayuda a sostener la andadera, muy despacio se va inclinando hacia la...

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