Coordenadas/ Ni dulce ni amargo

AutorEnrique Quintana

La decisión de expropiar las "propiedades" de cuatro de los más importantes grupos azucareros del país ni es una medida radical que atente contra los derechos de propiedad en México ni tampoco se trata de un rescate financiero al estilo de los que se practicaron durante la administración anterior.

Tampoco es una garantía de que la industria azucarera pueda tener viabilidad, aunque sin la expropiación quizá había más riesgo de que la industria entera reventara.

En otras palabras, como la realidad, el problema es más complejo que como la mayor parte de los análisis lo han presentado.

Pero comencemos por la acción misma de expropiar.

El Consejo Coordinador Empresarial fue la única institución, que de modo congruente con su ideología, de inmediato lamentó la decisión de expropiar.

Sin embargo, si se ven de cerca las cosas, la verdad es que esta "expropiación" no lo es tanto.

Los propios industriales del sector azucarero -al menos el grupo afectado- se habían vuelto tan dependientes de los dineros públicos que el Gobierno ya era el virtual dueño de las empresas como acreedor.

Una de las opciones que se discu-

tieron fue precisamente promover la bancarrota.

El problema es que aunque eventualmente las autoridades hubieran ganado el caso y como principales acreedores, se hubieran quedado con el control de los grupos, el proceso hubiera sido mucho más lento y difícil para acabar en algo semejante a una expropiación.

Entiendo la defensa que el CCE hace de los derechos de propiedad como principio, pero francamente me parece que la "propiedad" de los ingenios estaba muy lejos de serlo en sentido pleno.

Ni creo que el Gobierno vaya a hacer expropiaciones por deporte, ni tampoco que este caso deje de ser un asunto de excepción para convertirse en precedente.

Desde que apareció el lunes pasado el decreto expropiatorio, ha sido preocupación del Gobierno señalar que no se trata de un rescate más.

Vamos a ser honestos. La verdad es que hasta este momento, sí tiene mucho de rescate. El hecho de que los empresarios sean liberados de deudas que superan varias veces el valor de sus ingenios hará que en conjunto, el Gobierno tenga que sacar dinero de su bolsa, es decir, de la nuestra.

Pero, tal vez lo que haya que subrayar es que la mayor parte de los recursos ya se desembolsaron. Ya se habían entregado a través de créditos y era virtualmente imposible cobrarlos. El "rescate" no fue desembolsado por este Gobierno sino por las administraciones de Salinas y...

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