El más dulce aullido

AutorStaff Aggi Garduño

VILLA DE SERIS.- Nadie puede irse de Sonora sin probar el postre emblemático de esta tierra: la coyota. Aunque no existe un registro exacto sobre el origen de estas delicias tostadas, su auge comenzó en 1925 y su nombre lleva impresos resquicios de mestizaje.

Éste es uno de esos mágicos lugares donde el tiempo parece haberse detenido. Cuentan que, a principios del siglo pasado, el único sonido que profanaba el silencio de media tarde, era el de los pasos de las niñas, apodadas coyotitas -según documenta Carlos López, se llamaba "coyote" al hijo de indio y mestizo-, canasta en mano para la venta de postres.

Pero la popularización de las coyotas se atribuye a María Ochoa, quien llegó de Chihuahua a Hermosillo en 1925.

María comenzó a elabor este postre para el consumo familiar a partir de la receta de Agustina de Araiza, una vecina cercana que le compartió sus secretos de cocina.

Para 1954, Ochoa ya había establecido cerca de la Iglesia de la Candelaria su próspero negocio, que ha pasado por las manos de tres generaciones.

Originalmente las coyotas sólo se rellenaban de dulce de caña, mejor conocido como...

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