Ecos de viaje / La historia en un comedor

AutorAdalberto Ríos

Estos espacios reflejan en sus mobiliarios, vajillas y decoraciones los gustos imperantes de diferentes épocas. Al tratarse de sitios que solían compartirse con los más allegados y también con quiénes era menester relacionarse, conservan un aire de intimidad. Aquí, te presentamos una hermosa selección.

CIEN POR CIENTO MEXICANO

El Museo de Culturas Populares de Toluca, ubicado en la antigua hacienda de La Pila, con el fondo del colosal Nevado de Toluca o Xinantécatl, es un sitio que reúne extraordinarias colecciones que atestiguan el talento de grandes maestros del arte mexiquense. En sus salas se pueden apreciar desde un gigantesco árbol de la vida de Metepec, hasta tejidos, cestería o juguetes; hay también una espléndida sala dedicada a la charrería y otro espacio consagrado al pulque. Un lugar especial es el señorial y mexicanísimo comedor de la hacienda. Está decorado con gran gusto y tanto el petate, como las sillas, el mantel y los trasteros son obra de talentosos artesanos del Estado de México.

Lo mejor es la presencia al fondo del salón de una bellísima cocina con canastas, ollas, metates, molcajetes y fogones, utensilios necesarios para la elaboración de manjares.

UN ESPACIO IMPERIAL

La dinastía de los Habsburgo tuvo como residencia en Viena el monumental Palacio de Hofburg, un complejo de 18 alas y 2 mil habitaciones.

Los festines de gala se servían en los grandes salones. Para la comida diaria se contaba con un comedor, que hoy es posible visitar dentro de los aposentos imperiales y donde, incluso en los eventos familiares, se observaba una estricta etiqueta.

El emperador se sentaba al centro y delante de él su invitado de honor, los comensales solo podían hablar con la persona sentada al lado. Una cena constaba de 9 a 13 platos y en cuanto terminaba de comer el monarca, al resto se les retiraba el plato.

El emperador Francisco José tenía fama de comer velozmente, por ello era frecuente que sus invitados comieran antes de dirigirse al palacio.

DE DON PORFIRIO

Tras múltiples destinos y modificaciones, a finales del siglo 19 el Castillo de Chapultepec fue destinado como residencia presidencial. Porfirio Díaz vivía en la Calle de Cadena, en el centro, y pasaba temporadas de descanso en el viejo Castillo, que mandó...

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