Eduardo Caccia / ¡Reología!

AutorEduardo Caccia

Ustedes no están para saberlo, ni yo para contarlo, o tal vez sí, uno se vuelve el instrumento para que el mensaje llegue a su destino. Cada articulista tiene sus hábitos para encontrar las hebras con las que habrá de tejer su tema, en mi caso, confieso, la página en blanco me recuerda lo que decía el extinto arquitecto Louis Kahn antes de empezar los trazos de un proyecto; caminaba el terreno, lo "vibraba" bajo la convicción que "hay que preguntarle a la tierra qué es lo que quiere".

Esperaba yo a un plomero destapar un desagüe de casa y veía las noticias. Niña prodigio, 11 años, tapatía. Daniela Liebman toca el piano con la naturalidad con la que fluye un río. Al ser entrevistada, dijo "siento que en vez de estar tocando el piano, el piano me toca a mí". Por un momento me distrajo su capacidad retórica, y luego caí en cuenta de que hablaba de un estado de flujo, ese momento donde los pensamientos y la acción avanzan como si tuvieran voluntad propia, un estado de concentración que facilita la creación.

"Ya fluye bien", me dijo el plomero. Quedé inmóvil, ido. Seguramente pensó que yo era autista o que no quería pagarle, en ese momento estaba yo sobre la página de este artículo. Fluye, fluir, estado de flujo: ¡Reología!

En 1929, Eugene Bingham acuñó "reología" para referirse al estudio de la deformación y el fluir de la materia. Estos principios físicos y otros biológicos nos han servido para entender y solucionar problemas. El punto es simple, cada vez que algo no fluye, hay problemas. Los sistemas necesitan fluir para funcionar bien. El colesterol o un coágulo en la sangre son potencialmente mortales, la presión arterial es indicativa de la salud.

Esto también aplica para un sistema social. Hoy hablamos de "movilidad inteligente" y "conectividad" como formas de tener mejor armonía, progreso y desarrollo en la ciudad. Un cardiólogo practica un puenteo cardiovascular (bypass) bajo el mismo principio. De pronto, entre el plomero y la niña prodigio, visualicé que la metáfora del flujo sirve para diagnosticar y solucionar problemas sociales.

Cada vez que alguien detiene el flujo daña al sistema. Tenemos muchos "enemigos del flujo". Por ejemplo, es común que en los baños de las carreteras no haya papel ni jabón, por lo menos no en su lugar; ambas cosas las tiene una señora sentada en la entrada del sanitario y cobra por ellos. De la misma manera que se...

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