Eduardo Caccia / '¡Aquí tendrá que ser!'

AutorEduardo Caccia

En ocasiones me acerco al dolor, ése que no se deletrea, simplemente acude a los ojos, quiebra la voz o provoca silencios. Fue una investigación sobre el envío de remesas (por ende sobre migración). Familias separadas, hijos que escuchan la voz de papá cada semana, pero no lo pueden abrazar desde hace años, la quinceañera que nunca ha visto a su padre y por fin lo recibirá (llega su cadáver, murió hace unos días), dramas de desarraigo forzado con los que me acostaba todas las noches luego de escuchar historias de quienes reciben dólares.

El 18 de diciembre la ONU celebra el Día Internacional del Migrante. Yo mismo he sido migrante (legal, pero migrante). Mis andanzas "del otro lado" son una caricatura con las proezas que pasan los indocumentados. He cruzado "la línea" incontables veces, muchas para atestiguar que la mejor cocina de San Diego está en Tijuana, y que algo tiene la patria imperfecta que nos llama. ¿Por qué el aguacate cambia de sabor al cruzar la frontera?

Escuchando ese llamado, dejé el autoexilio, decisión nunca exenta de ambivalencias. Por ello me caló hondo la obra de teatro Made in México, basada en el guión de la argentina Nelly Fernández, Made in Lanús, que luego se convertiría en Made in Argentina para el cine. El lugar es lo de menos, la historia es tan arquetípica que atañe a cualquier latitud del planeta donde alguien ha emigrado.

Expulsados por la situación del país, Osvaldo y Marisela se exiliaron en Estados Unidos. El hermano de ésta, El Negro, y su esposa, Yoli, se quedaron en México. Las parejas se reencuentran 30 años después. Hay prosperidad en unos, estancamiento en otros. El Negro y Yoli han sufrido devaluaciones, gobiernos corruptos, mil promesas incumplidas de candidatos, una hipoteca eterna, inseguridad. Se quedaron en México para demostrar que lo mejor que hace un mexicano es aguantar.

El migrante es un ser vestido de identidad que lucha por conservarla, incluso cuando tiene que disimular para sobrevivir en otras aguas. "La emigración no sólo implica dejar atrás, cruzar océanos, vivir entre extranjeros, sino también destruir el significado propio del mundo y, en último término, abandonarse a la irrealidad del absurdo", dice John Berger, autor también de Un séptimo hombre, con el fotógrafo suizo Jean Mohr, testimonial...

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