Eduardo Caccia / Las malas noticias

AutorEduardo Caccia

El presidente de México comprobó una tesis de la psicología evolutiva: nos atraen más las malas noticias. Al anunciar lo que sin duda es una buena nota, la inversión de un grupo empresarial con gran éxito en el sector turismo, el presidente Peña pone el prieto en el arroz, que se convierte en la (mala) noticia. En su legítimo derecho de solicitar el aplauso (otra vez), el titular del Ejecutivo dice: "Y a veces pareciera que no quisiéramos o nos negáramos a reconocer los avances y a registrar las buenas noticias. Estamos en búsqueda de ellas y cuando las tenemos frente a nosotros, pareciera que no las vemos".

Tal vez le sirva de consuelo al Presidente saber que estudios científicos han mostrado una marcada tendencia en el hombre a captar lo negativo con más fuerza que lo positivo. No se trata que nos guste sufrir, al contrario, buscamos vivir y vivir bien, desde los tiempos de la caverna hasta nuestros días, y es precisamente en esa época prehistórica donde están las pistas para entender que heredamos un comportamiento primario que nos hace más sensibles a captar las amenazas del entorno. Si sales de tu casa y vez el mismo paisaje de siempre, digamos árboles en un camellón, probablemente no notes nada; pero si uno de esos árboles se ha caído (aunque no te impida el paso), ese árbol captará tu atención.

Nuestro mecanismo de defensa (programación biológica) automáticamente fija la atención en la amenaza para saber cómo lidiar con ella. Volvamos al discurso presidencial. Al hacer el reclamo de que no vemos las noticias buenas, tumba el árbol del camellón, como resultado la gran mayoría de los medios ponen su punto focal ahí. Al reclamar la buena noticia, se convirtió en la mala.

En 1987 yo era asesor financiero en una casa de Bolsa. El día fatídico del "crack" bursátil de ese año, varios compañeros veíamos en un monitor el desplome del índice de precios y cotizaciones de la Bolsa, la sensación desoladora era comparable a ver a nuestra selección de fútbol en serie de penaltis contra Alemania, todos sabíamos la gravedad de aquello, todos menos uno, un optimista que empezó a gritar "¡Está dando la vuelta!", cuando el índice regresó apenas una micro-centésima su estrepitosa caída. Nadie secundó su infundado optimismo. Una...

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