Eduardo R. Huchim / La boda y el escrutinio

AutorEduardo R. Huchim

Miguel Ángel Granados Chapa, in memoriam. Siete años de ausencia.

Antes de iniciar su gestión, el primer escándalo ya surgió en el entorno del próximo gobierno. El asunto debiera ser encarado con seriedad y, aunque no es legalmente reprochable, sí representa una oportunidad para demostrar con hechos lo que en los discursos suena muy bien: la transparencia y la cero tolerancia al tráfico de influencias.

La boda de César Yáñez y Dulce María Silva es, ciertamente, un acto privado, pero siendo el novio una figura pública, sus derechos a la privacidad disminuyen frente a los de ciudadanos que no lo son. Cabe pues el escrutinio, aunque el futuro coordinador general de Política y Gobierno no sea aún servidor público.

La discreción y el bajo perfil han acompañado a César en su trayectoria junto al hoy Presidente electo. Y por ello sorprendieron sus ostentosas nupcias, que se oponen al discurso de austeridad del próximo mandatario, quien quiere transitar del gobierno obeso y dispendioso al famélico y franciscano. Es decir, se olvida que los extremos suelen ser malsanos.

La suntuosidad de la ceremonia matrimonial dio parque a los malquerientes de AMLO, quien estuvo presente en la boda, reseñada profusamente en al menos una revista fifí, ¡Hola! Y las críticas llovieron incluso desde dentro de las filas del nuevo partido mayoritario, Morena. Es posible que la fiesta haya sido financiada por la novia y su familia, pero ello no atenúa el escándalo social.

De la honestidad personal de Andrés Manuel López Obrador sólo sus malquerientes pueden tener dudas. Y tiene razón el futuro mandatario cuando subraya el carácter privado de la fiesta. No obstante, aun teniendo razón, AMLO podría enviar un poderoso mensaje si su equipo diseñara una ruta para clarificar el asunto y, claro, si César Yáñez y su esposa estuvieran dispuestos a acreditar algo que no están obligados a explicar: el origen y destino de los fondos que pagaron el fastuoso evento.

La conveniencia de que, en un acto de buena fe, la pareja actuara en ese sentido se acentúa si se recuerda un antecedente polémico, para decir lo menos, de la novia y empresaria: la acusación de efectuar una operación con recursos de procedencia ilícita que la llevó a la cárcel en San Miguel, Puebla, donde permaneció entre marzo de 2016 y abril de 2017, cuando un juez le otorgó un beneficio similar a la prisión domiciliaria para que atendiera un padecimiento crónico de tiroides. En prisión, Dulce María...

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